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El 2 de mayo de 2002, una carta anónima llegó al Instituto Federal Electoral (IFE) con la denuncia de lo que era un secreto a voces: el rentable negocio de tener un partido político.

Fue el “pitazo” para iniciar una investigación que duró nueve meses y que descubrió que era con dinero público como se financiaba la vida de lujos de la familia Riojas, a quienes sus empleados del Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN) conocían como la familia real.

Hubo otras tres cartas en las que, con detalles, se informó cómo el PSN fingía labores partidistas y desviaba el financiamiento público a sus empresas. Las misivas aseguraban que en 2001 se habrían depositado millones de dólares en cuentas en el extranjero.

Instaurado en 1999, el PSN vivió 5 años dirigido por Gustavo Riojas y su familia. Nunca superó un punto de votación.

Recibió al menos 451 millones de pesos de financiamiento y no perdió el registro porque recibió “aire” del PRD en 2000, para apoyar a Cuauhtémoc Cárdenas en su candidatura a la Presidencia de México.

El primer indicio de anomalías llegó anónimamente al entonces presidente de la Comisión de Fiscalización del IFE, Alonso Lujambio: “He vivido en forma directa y personal la forma en la que la familia Riojas ha venido cometiendo desvíos de fondos”, se escribió en la primera misiva.

“He seguido atento las investigaciones del caso Pemex y veo que no les tiembla la mano para buscar acabar con la corrupción. Espero que investiguen ya que no creo que por las comidas y diversiones a las que los auditores del IFE son invitados los días que acuden al partido, permitan los desvíos de fondos que he mencionado”.

Relató que dos empresas (propiedad de los Riojas) facturaban hasta 120 mil ejemplares de la producción editorial del PSN, que simulaban esas actividades para obtener reembolso por ellas, como permite la ley a los partidos.

“Los cursos de capacitación sólo los conocemos por oídas. Hasta la fecha jamás se ha organizado alguno”, decía la misiva.

En una nueva carta se anexó una lista de 597 personas a las que el PSN habría pagado millones de pesos por reconocimientos en efectivo por actividades políticas RERAP, modalidad antes permitida para pagar a colaboradores. Entre 2001 y 2002 el PSN destinó 34.9 millones de pesos a estos pagos, pero de la lista de beneficiarios filtrada anónimamente — en la que se incluyó una supuesta amante de Riojas —42% resultaron fantasmas, sin rastro en el padrón electoral.

El nivel de corrupción descubierto por el IFE fue épico, sólo opacado por los escándalos relacionados con el PAN y PRI: Amigos de Fox y el Pemexgate.

La trama financiera inició el 27 de mayo en que se constituyó la empresa Desarrollo Integral en Servicios Corporativos, S.A. de C.V., en la cual los accionistas eran Gustavo Riojas y su hijo.

El 25 de junio de 1999, cinco días antes de obtener el registro del PSN, se creó Corporación de Servicios Integrados de Administración Gurios Imen con capital de 30 mil pesos y como accionistas principales estuvieron Riojas padre e hijo.

Una tercera empresa que facturó al PSN supuestas impresiones en el Distrito Federal resultó inexistente. Las dos restantes recibieron contratos millonarios del PSN en agosto de 1999 para dar cursos, imprimir propaganda ficticia y otras tareas.

El IFE acreditó que en 1999 el PSN destinó a esas empresas 17.9% de su financiamiento; en 2000 se les inyectó el 59.98% de las prerrogativas y en 2001 el 36.62% pero aún en medio de la investigación siguió el ritmo de vida de los Riojas con viajes a Francia, Miami, y Alemania, según las cuentas fiscalizadas de 2002.

Pese a esas irregularidades, que ameritaron una multa por 140.8 millones de pesos, la causa de la cancelación del registro fue alcanzar sólo 0.27 % de la votación en 2003.

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