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Señora María Elvira Domínguez Lloreda, presidenta de la Sociedad Interamericana de Prensa; Doctora Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación; distinguidos integrantes de la Misión Especial de la Sociedad Interamericana de Prensa; colegas periodistas de los diferentes medios que nos acompañan; colaboradores de EL UNIVERSAL; amigos todos.
Bienvenidos a ésta su casa, la sede de EL UNIVERSAL, El Gran Diario de México.
Es un honor ofrecer esta comida a la Misión Especial de la Sociedad Interamericana de Prensa, organización que durante 75 años ha defendido, sin tregua, la libertad de expresión, y de la que EL UNIVERSAL es integrante activo desde hace muchos años.
Señora María Elvira Domínguez, su visita tiene mayor relevancia que nunca; jamás habíamos alcanzado la cifra tan elevada de periodistas asesinados en México, cuya vida fue interrumpida sólo por el hecho de ejercer su oficio.
Existen grupos de interés que desean acallar las voces de quienes empeñan sus esfuerzos por informar y denunciar la ilegalidad y los actos criminales que se han extendido por todo el país.
Estos graves hechos son inadmisibles y han provocado que ejercer el periodismo sea una de las profesiones más peligrosas en nuestra nación. Su presencia solidaria aquí, así como la de nuestros colegas de otros medios que se han sumado a esta reunión, es una muestra de la unión que los periodistas debemos de tener ante la gravedad de la situación que enfrentamos.
Desde que comencé mis tareas al frente de EL UNIVERSAL, hace ya 50 años, he vivido etapas en las que oscuros intereses han intentado coartar la libertad de expresión. En todos los casos han buscado atentar contra la integridad de quienes ejercemos el periodismo y de atentar contra los propios medios.
Y una y otra vez he insistido por ello en que es necesario que todo el gremio periodístico esté unido para enfrentar esos embates. Hoy esa unión es impostergable, ante una situación que se está desbordando con una ferocidad y violencia inusitadas.
Desde este foro, esta tarde, alzamos la voz y hacemos un llamado, con toda firmeza, a los poderes de la Unión, para que en el ámbito de sus competencias propicien las garantías necesarias para el ejercicio de la libertad de expresión; para evitar y que no quede impune ni un sólo crimen contra los periodistas y para que no prescriban estos delitos.
Es necesario que se entienda que cuando se atenta contra los periodistas, contra la libertad de expresión y contra el derecho a la información, se busca atentar contra el Estado mismo, y que estos lamentables actos dañan permanentemente no sólo a sus familias, sino a toda la sociedad.
Los medios somos el reflejo de nuestra democracia. Sólo es posible tener medios sólidos que realicen sus tareas con garantías y derechos, que ejercen sin cortapisas la libertad de expresión, y que no estén en riesgo, ni institucionalmente, ni en la integridad de sus periodistas, cuando existe una pluralidad de ideas; que entiende que el pensamiento crítico y diverso es una señal de salud social, pero sobre todo que protege a sus ciudadanos, porque proteger la integridad de los ciudadanos es la tarea esencial del estado.
Hago propicia esta ocasión para hacer un llamado a todos quienes tenemos el alto honor, y la responsabilidad, de trabajar en los medios de comunicación. Es tiempo de cerrar filas sin dejar de ser competidores en el terreno profesional.
Seamos un sólido frente a favor de la libertad de expresión y de la seguridad de los periodistas. Juntos podemos luchar contra la impunidad, que es el principal motivo por el cual el periodismo sigue siendo trabajo de riesgo en nuestros países.
Cada vez que un gobierno deja sin castigo el asesinato de un periodista, cada vez que se ignora una agresión a un comunicador, se está atentando contra la democracia y se está privando a los ciudadanos de uno de los derechos humanos fundamentales: el derecho a la información.
Amigos de la Sociedad Interamericana de Prensa y colegas aquí reunidos: les agradezco con verdadera emoción que una organización tan destacada de periodistas haya decidido también esta tarde reconocer mi trayectoria al frente de EL UNIVERSAL.
Ha sido para mí un privilegio dedicar mi vida a este medio y verlo ahora, 50 años después de que comencé a conducirlo, como un medio plural, crítico, que defiende irrenunciablemente la libertad de expresión y que tiene un compromiso permanentemente con las mejores causas de México.
Entiendo su amable y emotivo gesto como un reconocimiento no sólo a mi persona, sino al esfuerzo de un grupo nutrido de colaboradores por hacer un periodismo profesional y crítico.
Lo asumo como un renovado compromiso por defender con todas nuestras fuerzas la valiosa profesión del periodista y la integridad de un gremio que aunque ahora esté seriamente amenazado, nunca acallarán su voz.
Muchas gracias.