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A Edgardo Burgos Marentes lo recuerdan en Sinaloa como el hombre que llevó el panismo al desplome.
En las elecciones intermedias locales de 2013, las primeras a su cargo, el partido alcanzó 307 mil 350 votos para diputados, cuando en los comicios anteriores sumó 537 mil 935. Tres años después, el blanquiazul apenas consiguió 181 mil 378 sufragios, según el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa.
“En términos de efectividad política-electoral, habría que preguntarse si es una buena carta alguien que entregó la Cámara de Diputados en 2013 y que forma parte de un grupo que dio todavía peores resultados en 2016. Hoy, lo que es el PAN son dos diputados, no tiene ninguna alcaldía importante”, puntualiza el politólogo Ernesto Hernández Norzagaray, académico de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
A diferencia de Morena, que ganó y va con todo para la próxima votación en 2021, “aquí en Sinaloa no pinta Acción Nacional”, expresó.
Por su lado, Burgos Marentes explicó que la renovación de órganos en el partido pasa por la Dirección de Asuntos Internos. En cuanto a la selección de candidatos, ya sea por asignación o por medio de la elección de militantes, enfatizó: “Revisamos absolutamente todo en la convocatoria, los requisitos, el registro, el desarrollo de las votaciones y los resultados”.
A la pregunta, ¿han encontrado en estas solicitudes a gente que pueda estar vinculada con el crimen organizado?, Burgos Merentes contestó:
“No, para nada. La verdad es que no, nosotros lo más que podemos hacer, precisamente, son las valoraciones pertinentes a través de las consultas a los comités estatales y municipales, vía económica, vía documental”.
Insistió en que “lo más que podemos hacer es precisamente presentar carta de no antecedentes penales, presentar una de buena fe de parte de los aspirantes, en la que manifiestan no tener vínculos con el crimen organizado, o pedir declaraciones patrimoniales, pero los partidos políticos no cuentan con instrumentos de investigación más allá de eso que les permitan advertir una situación de esa naturaleza”.
A Hernández Norzagaray, considerado uno de los especialistas en la política de Sinaloa, le sorprende que el PAN le haya asignado a Burgos el proceso de selección de candidatos a puestos de elección y la renovación de los comités y consejos de los estados.
“Uno se pregunta inmediatamente: ¿por qué él?, ¿por qué si viene con esa historia atrás?, ¿acaso no saben lo que sucedió?, ¿acaso Federico Döring no es miembro del CEN?, ¿no había otra persona con mejor perfil que él para estar en un cargo tan importante como es el asunto de sacar al PAN de la crisis en la que está? No sé, me parece que no importan las historias que rodean a este tipo de personajes del panismo”, cuestionó al ser entrevistado.
Aunque no hay indicios que relacionen al funcionario panista con el crimen organizado, Hernández Norzagaray consideró que sí ha operado en ese ámbito.
“Lo que sí, es que estuviera en una atmósfera, ya después de las declaraciones que se han hecho en Brooklyn, de que había una atmósfera de narcopolítica con contacto no sólo con un partido, sino con varios, incluso con el propio gobierno”, agregó en referencia al Ejecutivo encabezado entonces por el albiazul Mario López Valdez (su periodo fue de 2011 a 2017).
Lucero Sánchez López, la diputada más joven en la historia del PAN en Sinaloa, utilizó la curul a los 24 años para colocar en la agenda pública los temas que beneficiaban a El Chapo.
Exgerente de compras de la empresa de bienes raíces Enigma, no pudo hacer carrera política en el PRI y se acercó a la alianza Ganas Tú, en Cosalá, de donde llegó poco después a la coalición que la llevó al Congreso estatal.
En 2015 fue identificada como la mujer que visitó a El Chapo en el penal del Altiplano, con una identificación apócrifa. Detenida en 2017 mientras intentaba entrar a San Diego, California, un año después de que terminara su periodo legislativo, se declaró culpable de narcotráfico en una corte de Washington en 2018 y espera sentencia.
El año pasado, fue uno de los testigos que declaró en contra de Guzmán Loera en Nueva York. Habló de la compra y transporte de marihuana para el Cártel de Sinaloa, además, aseguró que conoció a El Chapo a los 21 años y que lo amaba, pero también le temía.
En su testimonio, señaló que en 2014 escapó con Guzmán Loera y dos colaboradores por un túnel conectado al baño de una casa en Culiacán, entre las tres y las cuatro de la madrugada, de una operación lanzada por la Marina mexicana y la Administración Antidrogas (DEA) de Estados Unidos.