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Es Sábado de Gloria, día de luto, día de silencio. El Zócalo, la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional así lucen, tranquilos. Pero este último inmueble histórico tiene un nuevo elemento que hace año y medio había sido retirado: vallas metálicas, una división física entre el Poder Ejecutivo y el pueblo.
Como medida sanitaria, trabajadores del gobierno federal instalaron en la medianoche 42 vallas metálicas para desincentivar el que la gente camine o turistas que estén en la Ciudad de México visiten el Palacio Nacional y evitar con esto aglomeraciones que puedan desembocar en posibles contagios del coronavirus Covid-19, que en México ya ha ocasionado la muerte de más de 200 personas.
Poco a poco y con la ayuda de luz que refleja la luna y los seis faroles que se localizan frente al recinto histórico construido en el siglo XVI, trabajadores unen las vallas metálicas, desde la esquina con la calle Moneda hasta Corregidora, pero respetando los accesos de la estación Zócalo del metro, y los pequeños plantones que mantienen desde hace meses trabajadores petroleros de Tabasco que exigen su reinstalación en la empresa productiva del Estado.
Pasan las horas y a las 6:30 de la mañana, y aún con oscuridad, comienzan a verse las primeras personas salir de la estación del metro, y quienes tienen que modificar su camino, pues las vallas les indican que ha sido cerrado la mayor parte de la banqueta frente a Palacio Nacional.
Una trabajadora del servicio de limpieza del gobierno de la Ciudad de México con su escoba verde y un recogedor elaborado manualmente con la mitad de un bote de plástico recoge la poca basura y el polvo que hay frente a la residencia del presidente López Obrador. Para ella, como para sus compañeros, la pandemia no ha sido pretexto para estar en casa. Tiene que trabajar.
Junto a ella, y a pesar del bombardeo de la campaña de la Jornada de Sana Distancia, un grupo de cuatro hombres, en ropa de ejercicio, pasan haciendo ejercicio y le dan varias vueltas al Zócalo. Y como ellos, un hombre que en compañía de su perro bulldog, corre a un costado de Palacio Nacional.
Pasan los minutos y trabajadores de los pocos negocios que aún permanecen abiertos en las calles de Correo Mayor, Corregidora y 20 de noviembre pasan frente a las vallas metálicas instaladas en Palacio Nacional, y donde nueve elementos de la Policía Militar (PM) resguardan que nadie intente saltarse estas estructuras de metro y medio de altura.
Pocos trabajadores le hacen caso a la instalación de las vallas y siguen su paso, como si su pensamiento estuviera en cómo enfrentar las consecuencias económicas que esta pandemia ha generado.
A unos metros de ahí, frente a la Catedral Metropolitana, alguien pegó un cartel, con la leyenda escrita a mano: “Cree en el señor Jesucristo y serán salvado tú y tu casa”·.
Avanza el Sábado de Gloria y con él la víspera al Domingo de Resurrección, el día que, según la religión católica, resucitó Jesucristo y con esto finalizan los días de luto. Sin embargo, a diferencia de esta conmemoración religiosa, los días de luto, de silencio en México y en la mayoría del mundo continúan y lo peor, es no tener la seguridad de cuándo y cómo terminarán.
MAOT