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Es la guerra por 2018 y este martes en el Senado el agua y el aceite se juntan en el lugar menos imaginado, pero ahí están, acodados en el estrecho espacio del atril central de la tribuna, en el salón de plenos.

Reventaron la sesión y se organizan para repetir hoy con la toma de tribuna, recurso legislativo mexicano al que se habían resistido poco más de cinco años.

Y disponen que sus senadores, los del PAN, PT y PRD, no se presenten 40 minutos adelante en la reunión de la Comisión de Hacienda, que iniciaría la revisión de la minuta de Ley de Ingresos enviada desde San Lázaro.

Son horas de crispación. De crisis política real, como pocas veces ha resentido el PRI. Esta vez el coordinador de los senadores priístas, Emilio Gamboa Patrón, trabaja para que sea un hecho irreversible la destitución del titular de la FEPADE, Santiago Nieto Castillo.

Los coordinadores de la oposición, del PAN, Fernando Herrera Ávila; del PT, Manuel Bartlett, y del PRD, Luis Sánchez Jiménez, rodeados por los suyos, levantan voces que se entremezclan con ideas de qué hacer hoy, cuando los priístas intenten que la destitución de Nieto Castillo sea cosa juzgada.

“Díganle a Gamboa que si nos quieren imponer el método, volveremos a tomar la tribuna”, expresa Barbosa, frente a Herrera, de acuerdo en la estrategia antiPRI.

“Que sea un procedimiento justo y transparente”, señala Layda Sansores San Román   .

“Vamos a traer [para hoy] una lona”, señala una senadora.

Este frente inesperado del PAN, PT y PRD, que ha hecho a un lado sus marcadas diferencias para ir por la restitución de Santiago Nieto Castillo, quiere que en todo caso se vote la resolución del Senado al respecto en el tablero electrónico.

Luis Sánchez Jiménez propone que cada uno de los que están en contra deposite su voto por cédula en la urna transparente que se instale y muestre la fotografía de su papeleta, así que cada uno pase “con tu voto y tu foto”.

Hay que plantarse en tribuna de todos modos e Isidro Pedraza comenta al grupo que habrán de “hacerle como la gallina: echados sobre los huevos”.

Las horas de la ira comenzaron antes del mediodía y ya son casi las 17:00 horas.

El agarrón entre coordinadores de bancada fue “civilizado, duro y difícil”, comenta un Emilio Gamboa tenso, quien repartió instrucciones a su equipo y a todos los llamó a una reunión urgente en la sala de conferencias, en la que los priístas acuerdan todo.

Fue a las 16:02 cuando habló Luis Sánchez contra el acuerdo de la Jucopo que entre PRI y PVEM, con voto ponderado —casi empate técnico—, había obtenido a favor de una resolución de reunión con el procurador en funciones Alberto Elías Beltrán y el ciudadano Santiago Nieto Castillo.

Los “lopezobradoristas”, encabezados por Manuel Bartlett Díaz, coordinador del PT, y el vicecoordinador Miguel Barbosa Huerta, seguidos de su grupo, se acomodan a los lados del atril central, en la parte baja de la tribuna. Sánchez Jiménez termina su intervención, acompañado hasta por panistas, que secundan a la izquierda.

El presidente de la Mesa Directiva, Ernesto Cordero, llama al orden, a desalojar la tribuna.

Había dicho que como se habían enlistado 16 oradores, todos en contra del procedimiento de la Jucopo, mejor hablara el coordinador de cada grupo oponente y Alejandro Encinas, en su calidad de senador sin bancada, a quien le dio turno para dirigir su mensaje.

Los coordinadores del PAN, Fernando Herrera; Manuel Bartlett y Miguel Barbosa Huerta, y del PRD, Luis Sánchez, no se quitaron.

De hecho, Encinas no hizo por acercarse. Esperó y entonces se precipitó la decisión de Cordero: “No hay condiciones, entonces demos por terminada la sesión. Estamos convocando para mañana a las 12:00 horas”, señaló y dio por terminada la reunión del pleno.

Cerró la sesión, pero quedó abierta la crisis política.

Los subsecretarios de Hacienda, Vanessa Rubio Márquez, y de Ingresos, Miguel Messmacher Linartas, quienes iban a participar en la primera reunión de revisión de la minuta de Ley de Ingresos que se queda atrapada entre los despojos de la primera batalla de esta guerra, llegaron a la sede del Senado.
Estuvieron dos horas, pero ante la situación que imperaba ya no fue posible llevar a cabo la reunión y tuvieron que retirarse.

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