Emilio Gamboa Patrón

, en su escaño, habla al mismo tiempo con tres cuatro senadores, interlocutores de diverso asunto, y en esas conversaciones están envueltos acuerdos de los que habrá registro en el tablero de votación, en esta jornada legislativa de casi 24 horas sin pausa.

Va a los espacios de los otros: El panista F ernando Herrera , el lopezobradorista Manuel Bartlett , el perredista Luis Sánchez , el verde ecologista Carlos Alberto Puente Salas . Emilio Gamboa es un político de pocos chistes, nula estridencia, maneras cordiales que muestran su raíz natal, Yucatán.

Se viven aquí, en el salón de sesiones del Senado, 24 horas increíbles, como puede ser que tres mujeres, señoras senadoras, se confronten a grito fuerte, como Cristina Díaz Salazar (PRI), que ofendida aclara a Layda Sansores (PT) que ella ha estado en la sala, contra el dicho de la campechana de que la regiomontana estaba fuera.

Luego es Hilaria Domínguez que se le pone al tú por tú a Layda Sansores que anda de provocadora, que anda con una bocina en una mochila al hombro clamando la verificación del quórum con o que mortifica a los ganadores del día, los priístas que tienen en la bolsa la aprobación de la Ley de Seguridad Interior.

Doña Hilaria se sirve de sus potentes pulmones y se hace oír con un reto rotundo para Sansores, que reclama desinterés en los asuntos del pleno, cuando ayer no estaba y bailaba "tubo-tubo" indecorosamente afuera en una fiesta para trabajadores del Senado.

Sansores les ha dicho borregos a los senadores que votan sin saber de un tema, y asegura que "aquí hay varios que no pasan el Alcoholímetro ".

Llegó el momento de contestarle. "Nadie le dijo nada, y traía un ruidazo que se oía en la sesión". Hilaria Domínguez tiene la fuerza que da el enojo, y una rayita más y sería furia, cuando le advierte a la única mujer en México que detiene al Presidente para reclamarle cosas en su cara: "No le vamos a permitir que nos falte al respeto, y si quiere que se lo faltemos, se lo faltamos; también sabemos hacerlo".

Están en el debate de la Ley de Seguridad Interior , donde el partido de Manuel Gómez Morín , que en dos sexenios ya ha andado en los fangos del poder, aporta el contrapunto mutuo de integrantes de la bancada panista.

Pasa que se contradigan los legisladores de izquierda con los priistas o panistas, pero que quienes traen la camiseta de Acción Nacional choquen, resulta ser uno de los momentos estelares de estas 24 horas en que aquí se moldean leyes, y se da espacio a actos en pos de la notoriedad, impacto mediático, quizá de variedad de circo.

Este día, la sesión abre a las 12:04 horas y a las 14:44 horas los senadores entran al tema estelar, la Seguridad Interior, y en trasmisión de televisión al país unos acusan que la ley es lo peor que haya ocurrido, u los otros acusan que eso es mentira. Que el documento es inconstitucional y viola derechos humanos y hay que hacerle caso a la ONU, CIDH, a la CNDH, a las organizaciones sociales.

Roberto Gil Zuarth (PAN), en el dominio del tema (presentó una iniciativa) sostiene que aquí se dicen afirmaciones mezquinas, irresponsables, y a las preguntas que se le quieren formular, por parte de los opositores, asusta: "Voy a contestar todas las preguntas".

Javier Lozano Alarcón asegura que la oposición de os panistas a la ley es por órdenes que vienen de, PAN, que actúa con cálculo político, "con afanes de su ambicioso líder".

Antes, Laura Rojas, con la postura contraria pregunta si están en el error todas las organizaciones y organismos internacionales y nacionales que están en contra de la ley. "¿Todos estos expertos están equivocados?

El flujo de asuntos no para en torno del escaño de Gamboa. Por ahí paso el nombramiento del nuevo fiscal electoral, y los que sabían lo tuvieron bajo reserva, como diría el Filósofo de Guémez, hasta que se supo, en el momento de la votación, ya a media mañana.

Tuvieron la penitencia en el pecado en 36 sesiones dejaron pendientes asuntos sin aprobar y en el último día, por increíble que parezca, este gajo de la clase política se puso a trabajar a la mexicana, al aventón. Quizá con plan, porque esa Ley de Biodiversidad se votó en albazo y muy pocos supieron de qué trata.

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