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politica@eluniversal.com.mx
Como en su momento fue con el sector empresarial, ahora tocó el turno para que los ingenieros del país se volcaran a favor del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. Incluso Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México, sucumbió al “amor y paz” del morenista.
Con nuevo traje color gris y en su Jetta blanco, llegó a su cita al emblemático Palacio de Minería para reunirse con las asociaciones y colegios de ingenieros, que lo recibieron entre aplausos y saludos.
De inmediato las cámaras y pantallas instaladas en el recinto se concentraron en la mesa principal donde Slim esperaba la llegada de López Obrador. La reconciliación llegó en forma de apretón de manos y dos palmadas que el virtual presidente electo dio en tono de afecto al presidente vitalicio de Grupo Carso. Ambos, también compartieron un breve desayuno.
Atrás quedó aquella rencilla por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Ahora, incluso Slim Helú levantó la mano cuando López Obrador hizo una consulta a los ingenieros para saber si aceptan analizar los dictámenes técnicos de la viabilidad de la obra en el lago de Texcoco.
Esto, a pesar de que la obra podría cancelarse y el empresario tiene vínculos con compañías contratadas para uno de los proyectos más ambiciosos del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
Slim Helú se vio desenfadado, escuchó atento los 60 minutos de discurso del político de Tabasco. En momentos escribía, miraba su celular y bebía algunos sorbos de agua. Pero también se le vio muy participativo, pues aplaudió y sonrió cuando López Obrador hizo el chiste de que los ingenieros van a hacer un análisis, sin cobrar un peso, a los dictámenes técnicos del NAIM.
Mucho menos hubo gesto alguno por parte del presidente vitalicio de Grupo Carso cuando el virtual mandatario electo detalló su plan para conectar con internet gratuito a todo el país.
Al final del largo discurso, el político cerró con una frase dirigida al magnate: “Termino diciéndole un gran reconocimiento (sic) a un ingeniero que con su esfuerzo, con su imaginación y su talento es un ejemplo en México y en el mundo, por ser uno de los empresarios más exitosos: Carlos Slim, que nos acompaña”.
Slim se levantó de su silla, se atoró un poco y caminó hacia el podio donde estaba López Obrador para devolverle el cumplido con un fuerte abrazo. El Palacio de Minería se fundió en aplausos por el pacto de amistad entre ambos personajes.
Y para rematar, al tomar camino hacia la salida, López Obrador y Slim Helú se despidieron de manera efusiva, cruzaron un par de palabras y salieron por una puerta secundaria del histórico lugar.
Personas como el ingeniero Javier Jiménez Espriú rechazaron que el saludo entre el virtual presidente electo y el ingeniero Slim signifique una reconciliación, “porque nunca ha habido un problema entre ellos”, aseguró.
Tres apretones de mano, un fuerte abrazo y palmadas en la espalda, y así quedó enmarcado el encuentro entre el próximo presidente y el hombre más rico del país.