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La Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes (ENPCSOD) fue reprobada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al considerar que al no ser acompañada por reformas normativas , institucionales y presupuestales no funcionó.
“La evidencia disponible sugiere que la falta de una estructura jurídica que garantice la operación de las tareas relacionadas con la construcción de entornos y hábitos saludables; establezca mecanismos de coordinación interinstitucional, y defina tareas específicas para el seguimiento de las mismas, impidió que se consolidara el enfoque preventivo por lo que los ambientes obesogénicos continuaron agravándose”.
En la tercera entrega de la Cuenta Pública 2017, la ASF reveló que las instituciones públicas del sistema nacional de salud no alcanzaron el estándar anual de aplicar a 33% de su población pruebas para detectar a personas con mayor riesgo de padecer alguna enfermedad crónica.
La estrategia nacional no planteó un diagnóstico sobre la infraestructura y los recursos humanos en el sector salud para saber si sería posible la atención de todos los derechohabientes y poder asegurar el abastecimiento de medicamentos en las instituciones públicas .
La ASF detectó que los datos sobre una tendencia creciente al acceso a la atención médica de las enfermedades crónicas no transmisibles eran pocos confiables, “los datos remitidos por la Secretaría de Salud sobre afiliación difirieron en 6 millones 253 mil 929 personas comparado con los registros de instituciones públicas de salud”.
A esto sumó que a pesar de que la tasa de incidencia de las principales afecciones crónicas disminuyó, la imputabilidad de ello, como consecuencia de la política pública, fue limitada, por el bajo porcentaje de pruebas de detección aplicadas, por lo que se dejaron de identificar posibles nuevos casos.
Tampoco hubo datos confiables para valorar la eficacia de las instituciones de salud en el tratamiento de las ECNT , puesto que en la mayoría de los casos no se completaron las series históricas, y no se dispuso de información homologada sobre la prevalencia de dichas enfermedades.
En cuanto a la vigilancia epidemiológica, la ASF reprobó la falta de un Registro Nacional de Enfermedades Crónicas no Transmisibles que formó parte de los compromisos de la Estrategia Nacional, no se acreditó que la información producida por el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica y el Observatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles sirviera para la toma de decisiones de políticas públicas.
La Auditoría identificó que como resultado de las políticas públicas implementadas en la ENPCSOD el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) incrementó su déficit financiero 15% al pasar de 40 millones 790 mil pesos en 2010 a 46 millones 675 mil pesos en 2017.
La atención de pacientes con enfermedades crónicas también consumió más presupuesto en el ISSSTE, mientras en 2012 gastó 3 mil millones de pesos, para 2017 su gasto fue de 12 mil 256 millones de pesos.
En el mismo periodo, las ECNT afectaron el bolsillo de los enfermos y de sus cuidadores, la pérdida de ingresos aumentó 48% al pasar de 61 millones 317 mil pesos, a 90 millones 656 mil pesos. En 2017, estos niveles fueron comparables al 0.41% del Producto Interno Bruto, y podrían elevarse hasta 0.47% en 2030, y 0.53% en 2050.