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carina.garcia@eluniversal.com.mx
Soledad Loaeza, académica de El Colegio de México y estudiosa del PAN, aseguró que la situación que vive ese partido es realmente crítica, no sólo por pérdida de identidad, sino por un dominio excesivo de su dirigente, Ricardo Anaya.
Incluso el uso que ha dado a los spots de ese partido —en los que ha aparecido desde hace meses, aunque de forma intermitente— muestra un culto a la personalidad sin precedentes en la historia panista.
Consultada sobre la situación de ese partido y el uso dado a las prerrogativas en radio y televisión a que tiene derecho, la académica del Colmex destacó: “Creo que sí ha rebasado los límites, es una especie de culto a la personalidad que es muy ajena a la historia del PAN. Acción Nacional no ha tenido algo así; ha tenido líderes que eran muy egocéntricos, pero de utilizar de esa manera el partido... yo no recuerdo antecedente.
“Yo no sé —agregó— cómo gobierna el partido. No sé si los amenaza, no sé qué les hace, los tiene muy subyugados, muy callados”, por lo que el control es excesivo.
La conducción del PAN también fue criticada por la analista, investigadora del Centro de Estudios Internacionales del Colmex y quien desde hace décadas ha estudiado a ese partido. Estimó que ahora, al acordar un frente con el PRD, fue el panismo el que más perdió.
“Es el que más ha renunciado a su identidad y eso ha debilitado enormemente al partido, porque la identidad era su fuerza”, dijo.
Ahora, con vistas a 2018, enfrenta una situación muy complicada, pues le pesará el antecedente del gobierno panista de Felipe Calderón.
“La tiene muy complicada, porque si Calderón le pesa a Margarita Zavala, también al PAN. El gobierno calderonista le va a costar al PAN un par de elecciones más”.
Al participar en la conferencia magistral Cien Años de Reformismo Electoral en México: 1918-2018, Loaeza advirtió que si bien México vive una desilusión con la democracia, a la que ahora se ve como un “esperpento”, es una medida fácil y que denota pereza intelectual culpar a las autoridades electorales y demandar una nueva reforma político-electoral.
“Hemos esperado de la legislación electoral y de sus instituciones la solución de problemas que corresponden a otras instancias, a otras materias”, mencionó al descartar una nueva reforma como solución.
Pidió ver en la historia cómo los cambios electorales han representado avances en la democracia, pero no la solución a los problemas del país. Incluso, aunque la función primordial de los cambios ha sido poner un alto a las prácticas fraudulentas que deforman la voluntad popular, y esto ha sido más difícil que luchar contra el abstencionismo, lamentó.
Destacó, empero, que entre 1952 y 1964 “la función primordial de la ley y del partido en el poder, que es el PRI, ha sido controlar la participación política”, de ahí que no se haya podido desterrar la manipulación del voto.
“La persistencia del fraude revela la desconfianza que las élites le tienen a los votantes, a su capacidad para actuar racionalmente, para elegir lo que ellos consideran lo que es lo debido. Esto no es nuevo, también en 1945 el diputado Blas Chumacero cuando se le preguntó si iban a respetar el voto dijo: ‘¿Cómo...? Si los dejamos votar van a elegir a Cantinflas como presidente”, dijo.