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Xochistlahuaca, Gro.— Pese a las recomendaciones de una “sana distancia” para evitar una propagación de coronavirus, el presidente Andrés Manuel López Obrador no modifica su forma de saludar de mano, de dar abrazos y repartir besos durante sus giras de trabajo.
Es más, pareciera como si el tiempo regresara a marzo de 2018, en plena campaña política, y no marzo de 2020, ante la antesala de una crisis epidemiológica. Para el Mandatario es como si siguiera en campaña; decenas de seguidores, la mayoría mujeres, logran que baje de su camioneta, lo besan y lo abrazan.
Aquí todo el pueblo está feliz, feliz, feliz y todo marcha requetebién, a pesar de que a 556 kilómetros de distancia, el propio gabinete de salud anunció el inicio de nuevas medidas de protección que incluyen evitar actos multitudinarios, pero aquí en la Costa Chica de Guerrero, la gira presidencial sigue y no se le mueve ni una coma.
Es sábado por la mañana y el Ejecutivo federal es casi obligado por una multitud que lo separa afuera del hotel donde espera a bajar de su camioneta que lo lleva a la comunidad amuzga de Xochistlahuaca, una de las poblaciones más pobres del país.
Una señora le pide darle un beso, a lo que el Presidente accede; unos segundos después, alguien que carga a una menor y literalmente, parece aventarla a los brazos del Ejecutivo, quien le da un beso en su mejilla izquierda.
Minutos después, al difundirse en las redes del Presidente recibe críticas de docenas de usuarios, quienes lo acusan de irresponsable por no evitar los saludos, los besos y los abrazos; de no protegerse él, ni proteger a los demás, sobre todo a niñas y niños, ante la posibilidad de ser contagiado de coronavirus.
En un video de poco más de tres minutos se escucha cómo alguien pide que hagan espacio para que otras dos niñas puedan saludar al Presidente, quien al llegar a ellas las abraza y da un beso a cada una de ellas.
Poco antes de subir a la camioneta, se escucha el llanto de una niña, a quien López Obrador grita “¡No llores!”, por lo que la busca, la encuentra y consuela; le da un beso y se toma una fotografía con ella.
A su vez, una menor sostiene un cartel en el que se lee: “Amor con amor se paga”.