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Tecámac, Méx.— Don José atiende una paletería y vende aguas frescas en el mercado de Tecámac, a escasos 10 minutos de donde quedará instalado el Aeropuerto Internacional General Felipe Ángeles, en la Base Aérea Militar de Santa Lucía.
Sin embargo, a él la obra no lo tiene emocionado por una simple razón: no usa avión.
“Nosotros no usamos avión ni nada. A uno le da lo mismo que venga o no venga el aeropuerto. Ya lo decidieron”, dice.
El señor de 47 años coincide con ciudadanos de las comunidades aledañas en que una obra de esa naturaleza les traerá más empleo, pero también mayor inseguridad. Le preocupa por los frecuentes asaltos a transporte colectivo.
Para Josefina Fabián Téllez, quien tiene un puesto de fruta justo fuera de la base militar —que en un plazo de dos años se convertirá en un aeropuerto moderno—, hay mucha incertidumbre, porque ninguna autoridad le ha informado si la reubicarán.
Ella vive en Los Reyes Acozac, un pueblo que colinda con Santa Lucía, es madre soltera y también discapacitada. Vende fruta.
Mientras el Presidente daba el banderazo de inicio de estudios y trabajos preliminares del aeropuerto, ella señala: “A los comerciantes nos afecta mucho. Como madre soltera tengo que mantener a mi familia y pienso que nos van a querer quitar, nos afecta en todo”.
Las personas entrevistadas por EL UNIVERSAL señalan que no hubo consulta del gobierno para preguntarles su opinión sobre si querían esta obra. Únicamente se realizó en Jaltocan el 10 de marzo, pero de eso no se informó a los cuatro municipios que colindan con Santa Lucía.
“No nos dijeron nada, pero sí nos conviene”, confía Aurelio Bautista, quien vive en Tecámac y desde hace tres meses se quedó sin empleo y vende dulces.
A la población no nos consultaron nada, afirma Marcos Cabello. Mientras un vehículo del Ejército transita frente al mercado, Marcos confía en que cuando se instale el aeropuerto habrá más seguridad.
Otra de las preocupaciones para los pobladores son las vialidades, pues diariamente se enfrentan a un tráfico enorme para trasladarse a trabajar, muchos de ellos a la Ciudad de México.
Mientras alista su mercancía para vender quesadillas y tacos, Concepción Pacheco asegura que le convence el proyecto porque espera que mejore la economía para las poblaciones de la zona.
Esperamos que nos vaya mucho mejor con la construcción del aeropuerto, afirma Alejandro Villagómez Ramírez, taxista de 51 años, quien se atreve a decir que 90% de la gente está de acuerdo con la obra que planea el Presidente.
Mientras realiza un viaje, don Alejandro señala los terrenos donde se construirá el aeropuerto. Confía en que todo irá mejor.