El plan B de la reforma electora l tiene los “ingredientes envenenados” que podrían tener como propósito la nulidad de las elecciones de 2024, así como derivar en conflictos pre y poselectorales, que incluso podrían manifestarse en violencia, advierten los consejeros del INE , Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Sostienen que la democracia no muere con el plan B, pero tendría un daño irreversible porque se busca dinamitar el voto libre .
Bajo la premisa de que “las democracias nacen, pero también mueren si no se les cuida”, los consejeros publicaron el libro La democracia no se toca , que es, en buena medida, una interpelación a la ciudadanía para que haga valer los derechos obtenidos, ante posibles regresiones que permanecen latentes.
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En entrevista con EL UNIVERSAL, sostienen que el Poder Judicia l tiene en sus manos la posibilidad de frenar una crisis política innecesaria, que beneficia directamente al gobierno en el poder.
Comienzan el libro con la pregunta de qué pasaría si no existiera el INE, ¿podríamos regresar a esa época?
— Lorenzo Córdova (LC): El libro pretende explicar de manera muy sencilla, no solamente la historia de la evolución y construcción de las instituciones democráticas , sino también lo trabajoso que ello resultó. Sí, hay una premisa básica que hacemos propia: las democracias nacen y también mueren si no se les cuida. Y más en los tiempos como los que hoy vivimos en México y en el mundo, en los que hay nubarrones autoritarios que se ciernen sobre las democracias.
¿A quién le conviene que las elecciones estén en manos del gobierno como hace 30 años?
—LC: Diría que al poder mismo. Estamos viendo hoy una paradoja que no es nueva en la historia, y es el hecho de que quienes más se han beneficiado de las condiciones democráticas hoy son sus principales detractores. El principal peligro para la democracia no viene ya en estos tiempos desde fuera, sino desde adentro. En México, quienes más insisten en que hay que cambiar las reglas para evitar fraude, pues son el Presidente y la cúpula gobernante.
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—Ciro Murayama (CM): Los abusos sólo benefician al abusivo en cualquier contexto, ¿y a quién dañaría? no sólo estamos hablando de una disputa entre fuerzas políticas, sino que cuando se rompen las reglas de la competencia democrática, el daño mayor es a la sociedad y a la ciudadanía; es decir, estamos ante una operación autoritaria para arrebatar los derechos a cada persona que hoy puede votar en libertad.
Mencionan que “inventar fraudes es una forma de hacer fraude”, y justamente de esto se le ha acusado al INE.
—CM: Inventar fraude cuando no lo hay es un recurso de los que quieren destruir los sistemas democráticos. Es Trump, es Bolsonaro y en México es increíble que el Presidente afirme que hay fraude en un sistema gracias al cual él llegó al poder de manera legítima y transparente; gracias al cual su partido ha conquistado 22 gubernaturas y tiene la mayoría simple en ambas Cámaras del Congreso. Paradójicamente, con estos ataques al sistema electoral, al ejercicio libre del voto, está incluso ensuciando los triunfos de su propio partido.
—LC: En el discurso de descalificación del sistema electoral hay un mito al que siempre se recurre: 2006. Efectivamente, 2006 fue un momento muy delicado en la vida política del país, porque hubo actores que cruzaron las reglas del juego y se descubrió que había muchos vacíos en la legislación, pero precisamente por eso después de ese año hubo dos grandes reformas electorales para que no vuelva a pasar.
—CM: Lo que pasó, para precisar, es que el gobierno se metió y hubo entre falta de equidad, pero nunca hubo alteración de un sólo sufragio depositado en las urnas; es decir, no hubo la cancha pareja que se espera, pero no hubo alteración de la voluntad popular.
¿Qué trasfondo ven en el plan B de la reforma?
—CM: El plan B contiene ingredientes, déjeme decirlo así, envenenados que pueden tener como propósito anular las elecciones de 2024. Derrotar al plan B, frenar el intento de lastimar el sistema electoral mexicano es, incluso, una operación para evitar una crisis política de fin de gobierno; es cuidar a este gobierno de sus instintos autoritarios que le van a hacer daño a sí mismo. Si las reformas eran para evitar el conflicto, esta reforma antidemocrática propicia el conflicto.
Esta reforma está condenada a provocar, si sigue adelante, una crisis preelectoral y una crisis de legitimidad de fin de gobierno. Qué paradoja que un gobierno tan votado, que salió de una elección tan legítima, pretenda concluir haciendo estallar las reglas de la democracia que le permitieron llegar al poder.
—LC: Cuando tú defines las reglas del juego, lo ideal es que todos los jugadores que van a estar sometidos a las mismas estén de acuerdo con cómo van a tener que jugar, pero acá no. El plan B es una decisión de una mayoría que le importó un bledo la opinión de la oposición y que se impuso; una mayoría podríamos decir, tiránica.
Si entra en vigor el plan B ¿cuál sería el daño?, ¿podría decir que se acabó la democracia?
—LC: No sé si podríamos decir que se acabó la democracia, pero sí podríamos tener una regresión, que es absolutamente indeseable. Y eventualmente podría instalarse en el país aquello que la democracia supone como negación, que es la violencia.
¿Hay riesgo de conflictos post-electorales?
—LC: En México, gracias al sistema electoral que hoy tenemos, logramos desterrar los conflictos poselectorales que eran tan frecuentes en el pasado. Sí, la litigiosidad en materia política es infinita, pero se han procesado por los cauces institucionales, no ha habido violencia.
Ahora, esta reforma reintroduce el conflicto por doble vía: abre la puerta que al no tener certeza de que las elecciones se puedan llevar a cabo, de que puedan anularse de manera masiva, provocar nulidades; pues eso va a generar un contexto de inestabilidad social y política que puede derivar en la violencia.
Esta reforma, pase lo que pase, ya generó un germen de desconfianza de cara al 24, ojalá y se frene, porque al menos tendremos las garantías que hasta ahora nos han permitido elecciones pacíficas y confiables, pero de todos modos el veneno ya está inyectado en la sociedad mexicana.
¿El INE puede garantizar piso parejo en 2024 si se cambian las reglas del juego?
—LC: Va a ser mucho más complicado porque las mismas reglas buscan desemparejar la cancha. Bajo el pretexto de la libertad de expresión, ahora se permite a los funcionarios públicos intervenir en los procesos electorales y convertirse en contraparte de los partidos y los candidatos de la oposición, es decir, vamos a volver a la época en la que la oposición competía no contra el partido en el gobierno, sino contra el gobierno mismo interviniendo en las elecciones.
El titular de Gobernación dijo que podría nombrarse a los consejeros por insaculación, ¿cuál sería la consecuencia?
—LC: Creo que sería una renuncia a la política. La política significa construir consensos, la política democrática, porque hay quien interpreta la política a la Maquiavelo: conseguir el poder y no perderlo, y se vale lo que sea, incluso, el mayoriteo abusivo.
La insaculación que está prevista en la Constitución es un último recurso para que no se quede descabezado el órgano electoral, no es el mecanismo primordial, es el que se prevé si la política fracasa, si no se logra el consenso de dos terceras partes de los diputados.
El INE ya anunció que interpondrá acción de inconstitucionalidad, ¿se busca frenar su aplicación para 2024?
—CM: Lo ideal es que la Corte, el Tribunal Electoral o incluso jueces de distrito, el Poder Judicial en su conjunto, pueda hacer valer la Constitución. La gran victoria de la marcha ciudadana fue que evitó que se cambiara la Constitución. Si logramos que la letra vigente de la Constitución que no pudieron cambiar se aplique, vamos a tener otra vez elecciones genéricas. La gran apuesta política de este año, y jurídica, lo más subversivo es también lo más apegado al Estado de derecho.
—LC: Hay una fecha que si logramos alcanzar sin que el plan B esté validado, o bien, en aplicación, podríamos salir a las elecciones del 24 con las reglas que hasta ahora han garantizado condiciones democráticas. Y esa fecha es el 2 de junio de este año.
¿Cuál será la responsabilidad de la Corte?
—CM: El Tribunal Constitucional está diseñado en el Estado moderno para ser el último dique de defensa de los derechos fundamentales de la gente. Confío en que el Poder Judicial va a cumplir con su misión última y fundamental.
—LC: Una vez más, diría yo, porque ya lo ha hecho.
¿Están interesados en competir por un cargo de elección al término de su ciclo en el INE?
—LC: Ni podemos ni queremos. Y eso no significa ni dejar de hacer política, ni dejar de defender la democracia, porque la política no solamente se agota o fluye en la política partidista; la política la hacen las y los ciudadanos desde múltiples trincheras, y la trinchera universitaria es magnífica para hacer política más neutral.
—CM: Es tiempo de volver a nuestros orígenes. Nos comentó el rector de la UNAM, ustedes se van prestados al INE y regresan, y pues ese préstamo ya acabó. Tenemos una causa y esa la vamos a seguir defendiendo. No nos vamos a ir a encerrar en un monasterio de clausura, vamos a un espacio abierto para el pensamiento, la reflexión y la discusión, que es la Universidad Nacional.
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