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El gasto en aeronaves para la Fuerza Aérea Mexicana está justificado, pero se requiere una mayor inversión para proteger efectivamente a México, coincidieron especialistas.
Javier Oliva Posada, profesor e investigador de la UNAM sobre temas de defensa y seguridad nacional, consideró que durante la presente administración es deseable que se duplique el presupuesto destinado a la Fuerza Aérea Mexicana (FAM).
“México es el segundo país que peor trata a sus Fuerzas Armadas en términos de presupuesto (...) Teniendo como referencia el Producto Interno Bruto (PIB), los estudios internacionales señalan que lo ideal para invertir en Fuerzas Armadas es 2%”, señaló en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Si hacemos un análisis comparativo e incluimos la variante geopolítica, veremos que lo que se gasta en Fuerzas Armadas no es ni la mitad de lo que necesita el país (...) Desafortunadamente es insuficiente lo que se invierte en la Fuerza Aérea Mexicana para las misiones tan importantes encomendadas”.
En los últimos dos sexenios, el gobierno federal gastó 675 millones 750 mil 402 dólares para comprar aeronaves para la Fuerza Aérea Mexicana. José Antonio Newman, especialista en temas de seguridad nacional, explicó que, durante muchos años, la Fuerza Aérea Mexicana no había tenido equipo moderno para las labores que había estado desempeñando, principalmente desde que realizan trabajos de seguridad pública y combate contra el narcotráfico. Por ello, consideró que si las Fuerzas Armadas serán utilizadas para labores de guerra, está justificada la compra de instrumental para ese fin.
“Cada vez más utilizamos a nuestras Fuerzas Armadas en operativos de guerra, como lo ocurrido en el caso de Culiacán, y es necesario el apoyo aéreo a nuestras fuerzas terrestres, por eso se han seguido comprando estas aeronaves.
“El problema es que seguimos en la esquizofrenia de comprar este tipo de armamento porque se necesita, pero seguimos diciendo que nuestras Fuerzas Armadas no van a estar abocadas a operativos militares”, comentó en entrevista.
Newman Aguilar precisó que el personal militar está capacitado para hacer frente a integrantes de la delincuencia organizada; sin embargo, el problema es que no tiene el equipo adecuado o que el que existe no es suficiente.
Por otro lado, Oliva Posada consideró que lo ideal es que, al final del sexenio, .5% del PIB que se destina a Fuerzas Armadas se duplique para que se invierta 1%, sobre todo ante la ejecución de proyectos como el de Santa Lucía.
“Si se quiere seguir adelante con el proyecto de Santa Lucía, la infraestructura tendrá que ser reinstalada en otra base totalmente militar, y ello impactará en el presupuesto”.
Recordó que vender algunas de las aeronaves no genera una ganancia para el Estado, pues se trata de ventas “de una sola vez”.
Newman Aguilar coincidió con Oliva Posada en que se debe destinar mayor presupuesto al Ejército y Fuerza Aérea en razón de los objetivos que persiguen.
Consideró que podría ser contraproducente reducir el gasto en las Fuerzas Armadas del país.