En 2020, 16% de las 7 mil 821 mujeres que murieron por cáncer de mama no contaban con derechohabiencia, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En el marco del Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama, especialistas resaltaron la importancia de las fundaciones y organizaciones sin fines de lucro que se suman en la lucha contra este tipo de neoplasia.

“Lo fundamental es detectar a tiempo el cáncer; muchas veces, al asistir a los servicios públicos, el tiempo de espera para las mujeres es muy amplio, eso retrasa la oportunidad de salvar vidas, de brindar tratamientos menos agresivos, ahí radica la importancia de sumar, hacer esfuerzos desde la iniciativa ciudadana para promover la autoexploración, contar con el apoyo de fundaciones que prioricen la detección y atención”, dijo Susana Medrano, radióloga y directora de Fuerza Rosa Laguna.

En el informe anual de 2020 de la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam), Fernando Guisa Hobenstein, presidente fundador, resaltó que, a partir del 1 de enero de 2020, la organización dejó de trabajar con el extinto Seguro Popular, lo que generó incertidumbre en la atención de mujeres; sin embargo, lograron concretar 410 cirugías, mil 962 dosis de terapia blanco, además de ofrecer radioterapias, quimioterapias y tratamiento paliativo.

“El año pasado fue muy complejo, nos hizo modificar prioridades y formas de operar, pero también nos hizo crecer y cambiar. Nos enfrentamos al cese del Seguro Popular y a la pandemia del Covid-19, por lo que nuestro mayor reto siempre fue mantener las puertas abiertas y atender a las mujeres que acudieron a nuestra institución para su revisión médica”, señaló.

Por su parte, Juan Alberto Tenorio, director general médico de la Fucam, resaltó que la llegada del Insabi no afectó a la fundación, sino a las personas, porque son ellas quienes deben absorber los gastos de recuperación y gran parte de la población que atienden no puede costearlos.

Mencionó que por mucho tiempo se pensó que el convenio con el gobierno benefició a la fundación; sin embargo, no era para la institución, por lo que se afectó a las pacientes.

“Se malinterpretó mucho la información, porque el apoyo no era para la fundación, era para los pacientes que venían del Seguro Popular y que buscaban la atención que brindamos. De las 60 mil mastografías que se aplicaban, en 2020 hubo 50 mil; al año se atiende a mil 200 pacientes nuevos, se dan 300 consultas al día y cerca de 60% de los pacientes no son por cáncer, sino por enfermedad benigna”, señaló.

Puntualizó que como fundación absorben 70% del costo real de un tratamiento y que el resto sale de las pacientes. Es lamentable ver cómo hay personas que no alcanzan a pagar, indicó.

“Depende del tipo de cáncer y de la etapa de detección, si no es tan severo, va de los 120 mil a los 150 mil pesos, pero hay tratamientos que pueden llegar hasta los 5 millones de pesos”, detalló.

Alertó que durante la pandemia las pacientes tuvieron miedo de seguir con su tratamiento, además de que la gente no quería ir al hospital, lo que, dijo, es alarmante, pues es probable que haya un aumento en detecciones tardías, así como tratamientos más agresivos y gastos mayores.

Medrano agregó que si bien la pandemia incidió en una reducción de nuevos diagnósticos de cáncer de mama durante 2020, debido al miedo a asistir a un hospital, otro reto que enfrentaron las mujeres fue la pérdida de empleo y no contar con seguridad social, por lo que reiteró la importancia de que existan esfuerzos no gubernamentales que apoyen a esta población.

“Con la extinción del Seguro Popular muchas mujeres quedaron a la deriva, porque aunque se presume que ya no es necesario darte de alta en el servicio, tampoco es fácil acceder al Insabi.

“El gran aliado ha sido el IMSS y padrinos que han podido incorporar a las mujeres a un sistema de seguridad social. Debemos resaltar todo el año, no sólo un mes, que debemos hacer unidad, sociedad y gobierno para ganarle la batalla al cáncer de mama”.

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