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Washington.— El canciller Marcelo Ebrard expresó en el Consejo de Seguridad Nacional de las Naciones Unidas la necesidad de que el trabajo de las organizaciones humanitarias y la asistencia a poblaciones vulnerables en países en conflicto “no puede ni debe ser rehén de consideraciones políticas”.
Afirmó que “lo que está en juego es la vida y el bienestar de las personas”, y mostró el apoyo de México en la promoción del espacio humanitario como “elemento central para garantizar la seguridad internacional” y “favorecer la construcción de la paz”.
Ebrard participó ayer en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, de la que México es miembro no permanente hasta el año que viene, centrada en el análisis y debate de “la protección del espacio humanitario”, con la conclusión de la urgencia de que estos espacios existan, sean protegidos y defendidos para que así las asociaciones humanitarias puedan hacer su labor.
“Tenemos que garantizar el respeto a quienes están comprometidos en la labor humanitaria”, sentenció a la salida del Consejo de Seguridad, en declaraciones a los periodistas.
Para abordar este tema, Ebrard se centró en varios puntos: la importancia del respeto de la normativa de derecho internacional y la rendición de cuentas; la evaluación del efecto de las sanciones en la acción humanitaria, y la necesidad de implementación de medidas de espacio humanitario a nivel nacional.
Sobre el primer aspecto, el canciller mexicano reiteró la condena del país a todos los ataques a personal médico y humanitario en regiones en conflicto, así como el uso de instalaciones de abastecimiento civil como blanco de guerra, hasta el punto de apuntar que son “crímenes de guerra” que hay que “investigar y sancionar”.
“Debe ser una prioridad para nosotros”, sentenció Ebrard, al tiempo que agregó que si bien debería ser una responsabilidad de las jurisdicciones nacionales no significa que, en algunas ocasiones, la comunidad internacional actúe y lo eleve a la Corte Penal Internacional.
“La protección de vida de los que no participan en las hostilidades en el marco de los conflictos armados: ese es el principal objetivo del derecho internacional humanitario”, ahondó.
Si bien Ebrard reconoció la urgencia y mayor necesidad de actuación en lugares de conflicto, apuntó que también hay espacios y preocupaciones humanitarias derivadas de la inequidad —ahora mismo, por ejemplo, en la repartición de vacunas contra la Covid-19—, y también los impactos de las sanciones que se aplican en algunos países. En opinión del canciller, pueden incluso crear “graves situaciones de crisis humanitarias o de mucho sufrimiento humano”, y es algo que “debiera cambiar”.
Sobre las sanciones específicamente, Ebrard Casaubon pidió al Consejo de Seguridad de la ONU vigilar sus efectos, que en su visión normalmente “tienen un impacto negativo en el otorgamiento de la asistencia humanitaria” y, por tanto, podrían llegar a ser contraproducentes.
Puso ejemplos, como la reticencia de entidades financieras de apoyar a organizaciones humanitarias que operan en países de riesgo, o directamente las restricciones de suministros que estas organizaciones sufren por las medidas punitivas que se aplican desde estados u organizaciones multilaterales como medida coercitiva para frenar hostilidades en una región.
“Estas posibles consecuencias tienen el llamado efecto desalentador e inhiben la acción humanitaria. Resulta entonces primordial tomar medidas para mitigar estos impactos y continuar avanzando para que las nuevas sanciones no afecten de manera directa o indirecta las operaciones de las organizaciones”, resolvió Ebrard, quien sin embargo aplaudió el resultado disuasivo de la ONU contra rebeldes del Congo.