A pesar de que la emergencia sanitaria no ha terminado, Don Paco López Panadería volvió ayer a abrir sus puertas para poner a la venta las conchas, cuernitos, donas, galletas, tamales y tortas. Ello, en Nueva York.

Miguel López es el propietario de dos panaderías: una en Manhattan y otra en Brooklyn, que permanecieron cerradas durante un mes por la propagación del Covid-19.

Si bien el negocio es considerado una actividad esencial, comentó Miguel López a EL UNIVERSAL, se decidió cerrar para preservar la salud de los 15 empleados que tiene entre ambas sucursales, la gran mayoría de ellos mexicanos.

“Nosotros estamos entre los negocios que podemos estar abiertos porque vendemos pan, son productos mexicanos, es comida para llevar. Estuvimos trabajando normalmente y las ventas sí cayeron un poco, 20%, pero optamos por cerrar, por los empleados.

“Ellos querían seguir trabajando y yo todos los días hablaba con ellos de que íbamos a estar abiertos hasta que ellos decidieran, pero los veía con miedo, con temor, aun cuando les dábamos las mascarillas para cubrirse, los guantes, el gel antibacterial y las toallitas con cloro”, narró.

Pero la falta de distanciamiento entre los clientes y el personal llevó a tomar la decisión de cerrar en los últimos días de marzo pasado.

Y es que, a decir de Miguel, a los clientes se les pidió entrar a la panadería uno por uno; hubo molestia en algunas personas que mejor decidieron irse a comprar a otro lado: “Eso nos hizo decir que mejor no, no podíamos seguir exponiéndonos de esa manera y optamos por cerrar.

“Yo les expuse [a los trabajadores] que podíamos seguir trabajando para pagar renta o mandar dinero a la familia, pero si alguien llegaba a enfermar, no hay un seguro médico, y si alguien caía en el hospital y lograba salir, en automático adquiría una deuda de no menos de 150 mil dólares”, refirió.

Nueva York es la entidad de Estados Unidos en donde se ha registrado un mayor número de mexicanos muertos a consecuencia del Covid-19. De acuerdo con cifras difundidas por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), proporcionadas por el consulado de México en Nueva York, en este estado se han registrado 417 mexicanos.

Organizaciones sociales apuestan a que el número es mayor, simplemente que no son reportados al consulado mexicano.

Miguel López recordó que antes del 29 de marzo, la cajera que labora en una de sus panaderías, le expresó la preocupación que los empleados también sentían por él. Entonces se tomó la decisión de cerrar.

“Desde que cerramos yo he estado al pendiente de los chicos, hemos estado hablando. Por fortuna nadie fue contagiado”, mencionó. Y en esas semanas cerradas, agregó, a ambas panaderías llegaron las malas noticias de los clientes, de las personas que viven cerca de casa.

Este hombre que ha mantenido las panaderías por cerca de 30 años, nacido en Acatlán, Puebla, y radicado en Nueva York desde 1986, se enteró de la muerte de Juan, quien trabajaba en un estacionamiento y a diario pasaba a la panadería para comprar dos tortas de chile relleno, para tener qué desayunar a la mañana siguiente.

“Escuchamos de clientes que se contagiaron. Uno de ellos recién lo había yo visto, un día antes de cerrar. Trabajaba en un estacionamiento, llegaba como a las seis y se llevaba dos tortas de chile relleno, ahí estaban para cuando despertara ya tenía qué comer. Un chico me dijo: ‘¿Te acuerdas de Juan, el señor de los chiles rellenos? Falleció’”, relató.

A pesar de todo ello, Miguel comenzó a recibir llamadas sobre una próxima apertura, sobre todo por que los costos de una concha (un dólar), por ejemplo, se incrementó hasta 1.75 de dólar en otros lados. Decidió consultar con sus empleados para determinar la pertinencia de volver a levantar cortinas.

“Abrimos con medidas extremas, pusimos protecciones de plástico para que no haya tanto contacto con el cliente; bajamos el menú para que la gente no pierda tanto el tiempo”. Ayer, a las 5:00 horas levantó las cortinas y a volver a empezar.

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