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Sólo en cuatro meses, de finales de febrero a junio de este año, este aislamiento dejó a más de un millón de mexicanos sin trabajo. El impacto vino en un sector de la clase trabajadora que ya estaba rezagado: 84% de estas bajas fueron empleados que no ganaban más de dos salarios mínimos.
Esto quiere decir que desaparecieron 942 mil 161 plazas por las que se pagaban entre 3 mil 46 y 5 mil 641 pesos mensuales, según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Así como ocurrió en la crisis económica de 2008 y 2009, los trabajadores que están en la base de la pirámide salarial han sido los más afectados por esta pandemia. Lo que se teme es que, igual que en ese momento, estos puestos tarden hasta 42 meses en recuperarse, de acuerdo con un reporte de BBVA México.
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Una simple política asistencialista y apoyos limitados para los negocios fueron algunos de los factores que hicieron más cruda esta caída en el sector laboral.
“La estrategia no fue proteger el empleo, sino otorgar recursos a quien perdió el trabajo o está en situación de pobreza (…) fue la continuidad de los programas de rezago social que ya traen. Se apostó todo a la política de asistencialismo social más que a la reactivación productiva”, afirma José Luis de la Cruz, director General del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
De los más de 900 mil empleos asegurados que desaparecieron en cuatro meses, y que tenían un sueldo precario, 30% eran del sector “servicios para empresas, personas y hogar”, una categoría en la que el IMSS incluye desde empleados dedicados a la preparación de alimentos y/o bebidas, servicio doméstico, de peluquería, entre otros.
Este incremento en el desempleo de los estratos más bajos no sólo repercute en la economía, también puede generar problemas sociales.
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La crisis generó un “daño estructural. Parte de la estructura productiva está desapareciendo (…) después de cada crisis la precarización del mercado laboral llega a perdurar hasta más de una década”, asegura De la Cruz.
Además, 40% de estos despidos se originaron en empresas con una plantilla de entre seis y 250 asegurados; la razón: pocos aguantaron la crisis solos.
¿Vaso medio lleno o medio vacío?
Otro de los indicadores que publica el IMSS es el salario base de cotización (SBC) de los trabajadores formales en México.
En el último informe (30 de junio de 2020), reportaron que el SBC de los empleados asegurados al IMSS alcanzó un monto de 407.3 pesos, el más alto registrado para un mes de junio en los últimos 10 años.
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Aunque esto parece alentador, una de las razones de este dato puede no ser tan favorecedora: el incremento en el SBC se explica en gran medida porque durante la emergencia sanitaria se están eliminando los puestos de trabajo con bajos salarios, según reportes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).
“Durante la crisis, las empresas están conservando aquellos trabajos donde tienen una estrategia más clara”, dice De la Cruz.
¿Pronta recuperación?
En febrero, el IMSS tenía 20.4 millones de empleos asegurados; en julio, bajó a 19.3 millones, esta cifra implica un retroceso de poco más de dos años, pues estos valores no se registraban desde inicios de 2018, según un análisis hecho por EL UNIVERSAL. La industria de la construcción, una de las más importantes en la economía, fue la tercera con más pérdidas de empleos entre marzo y junio de 2020: 164 mil 267 plazas menos en ese periodo.
La recuperación de este ramo se ve muy lenta a los ojos de los especialistas, pues la pandemia del Covid-19 y la nueva normalidad trajeron cambios que harán que el sector privado no invierta al mismo nivel que antes.
“En la Ciudad de México, por ejemplo, no habrá nuevos proyectos para edificios grandes de oficinas”, explica Padilla.
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A esto se le añade que en 2021 se va a tener que cubrir un déficit de alrededor de 2 millones de puestos laborales, pues a los más de 1.1 millón de empleos perdidos hasta junio se le tienen que sumar otro millón de nuevas plazas, en promedio, que se tendrían que generar en lo que queda de 2020 y 2021. Esto puede traer trabajos mal remunerados debido al exceso de la demanda o el refugio de los trabajadores en el sector informal, reiteran especialistas.
Y aunque a finales de mayo el Presidente prometió la creación de 2 millones de empleos formales para este año, su apuesta sólo va por el Tren Maya y la refinería en Dos Bocas.
“La refinería sí va a generar trabajo, pero va por fases, terminan unos, entran otros. Esos proyectos no generan 2 millones de empleos”, detalla Padilla.
Las últimas cifras del Ejecutivo muestran que en julio se perdieron 3 mil 430 empleos, pero esto es sólo una fotografía que muestra la crisis de alrededor de 40% de la población que trabaja en México. El resto vive en la informalidad, un sector más vulnerable ante esta pandemia.
Saber cuándo o cómo se dará la recuperación es algo a lo que nadie quiere apostar, pues mientras la pandemia esté presente hay una sombra de nuevos paros en zonas de inversión que dificultarían una reactivación, reitera De la Cruz.