El Partido Acción Nacional (PAN) llega a su 85 aniversario en “bancarrota o quiebra política” después de una debacle que empezó en 2018 y se agudizó el pasado 2 de junio perdiendo algunos de sus principales bastiones con prácticas, métodos internos de elección de dirigentes y candidaturas que estallaron con el caso Yunes y con poca legitimidad ante el electorado.
Analistas políticos y exdirigentes del PAN expusieron que el partido, si bien no tiene una ruta de desaparición tan acelerada como el PRD, sí puede imitar al PRI para convertirse en un partido “marginal y de nicho”.
En las pasadas elecciones y sólo en referencia a las gubernaturas en juego; es decir, Ciudad de México, Chiapas, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Guanajuato y Yucatán. Las dos últimas encabezadas por gobiernos de Acción Nacional.
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Sin embargo, el PAN, de las nueve gubernaturas sólo logró mantenerse como gobierno en Guanajuato y perdió uno de sus bastiones históricos, Yucatán, ante Morena que avasalló al blanquiazul, al PRI y desapareció al PRD.
Fue la crónica de una debacle que inició en 2018, cuando Marko Cortés asumió la presidencia del PAN y año de elecciones en las que Andrés Manuel López Obrador empezó a borrar del mapa político a los tres partidos de oposición.
Ese año, el PAN logró unos 12 millones de votos, es decir, 22% de la votación nacional, con 129 diputados y 38 senadores, y aún gobernaba 12 estados del país. Seis años después, tras la derrota del pasado 2 de junio, sólo encabezará cuatro entidades, Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro, frente a las 24 entidades de Morena y aliados.
A ello, se suma los personajes que han sido funcionarios de gobiernos panistas, como el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, en el sexenio de Felipe Calderón, quien es procesado en Estados Unidos por su vínculos con el narcotráfico, y recientemente Miguel Ángel Yunes Linares y Miguel Ángel Yunes Márquez, quienes traicionaron al PAN al dar el voto que requería Morena y el presidente López Obrador para aprobar la reforma judicial.
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El analista político Alfonso Zárate dijo a EL UNIVERSAL que “el PAN de hoy deja a quienes fueron sus militantes convencidos en la frustración y en el desamparo. No parece haber condiciones para que enderece el rumbo, como el PRI transita del poder a la insignificancia”.
Argumentó que en sus orígenes el PAN se propuso llevar la decencia al gobierno. Sus fundadores fueron fundamentalmente abogados demócratas. Recordó que Adolfo Ruiz Cortines los llamó “los místicos del voto” que observaban con preocupación las desviaciones de los gobiernos de la posrevolución.
El partido tenía sus bases principales en la clase media conservadora y católica, y por décadas cumplió el papel de “oposición leal”, como lo definió Marisol Loaeza.
Sin embargo, apuntó Zárate, a partir del momento en que empezó a constituir una opción real de poder fue penetrado por oportunistas. “Panistas epidérmicos como Vicente Fox; hoy el PAN no tiene figuras que reemplacen a los brillantes parlamentarios de otro tiempo como Javier Blanco Sánchez o Juan José Hinojosa. Tuvo la oportunidad de gobernar y la desperdició”.
Gustavo Madero, exdirigente nacional del PAN, dijo que el partido llega a este 85 aniversario “muy débil, con muy poca capacidad de convencer a sus militantes y mucho menos a los ciudadanos, porque quienes votaron por nosotros no lo hicieron por una visión de país, de futuro, sino simplemente contra Morena”.
Agregó que “el PAN vive la misma situación que el PRD y PRI. Están en bancarrota y quiebra política. El PAN está un poco mejor que sus aliados, pero para sobrevivir debe sacudirse los métodos y estructuras de control corporativo interno, sacudirse a los padroneros que controlan candidaturas y liderazgos”.
Lamentó que el blanquiazul haya perdido en estos últimos años la “capilaridad ciudadana”, es decir, encabezar las demandas de quienes votan por el partido, atraer nuevos votantes, inspirar a los jóvenes de que hay otra opción además del oficialismo, revisar y actualizar sus propósitos humanistas frente a la regresión autoritaria que se vive en México.
Dijo que hasta ahora en el proceso de renovación no se vislumbra que ello pueda ocurrir, pues se requiere un “proceso doloroso de autocrítica que no se asoma por ninguna parte” en los liderazgos del partido.
Consideró que con excepción de la candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez, que llegó a animar a un sector del partido y de la sociedad, en general, los demás abanderados del PAN fueron los perfiles tradicionales, sin agendas, sin causas y el resultado se vio el 2 de junio.
El exsenador y sobrino nieto de Francisco I. Madero, indicó que desde 2018 inició el proceso de quiebra de los tres principales partidos de oposición frente al fortalecimiento de Morena: “El PRD ya desapareció, el PRI está en su mínima expresión siendo un partido lagunero, que sólo gobierna dos estados, y el PAN se encuentra en situación muy débil que se puede agravar si no hay un cambio de rumbo”.
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Urgió un proceso interno que sacuda al partido de las actuales prácticas, métodos de control interno, de reparto de liderazgos y candidaturas a nivel nacional, pero también en las 32 entidades, donde se debe erradicar de tajo a los llamados “padroneros” que controlan al partido y sus decisiones.
Gustavo Madero, consideró que esta puede ser la última llamada, en el marco del 85 aniversario del PAN, para abrir el partido a la ciudadanía, para erradicar esos métodos de control interno, porque de lo contrario será en el futuro cercano “un partido marginal y de nicho”.
Consideró que el caso de la familia Yunes y su traición al PAN al votar en favor de la reforma judicial con Morena y terminar como aliados del Presidente, es la prueba fehaciente de este tipo de liderazgos estatales, locales a los que se ha apostado en los últimos años en el partido.
“Se evidenció la falta de congruencia al elegir este tipo de perfiles muy cuestionados, privilegiando a los padroneros del partido que imponen candidatos, liderazgos por encima de los intereses ciudadanos”, concluyó Gustavo Madero.