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La fiesta de los muertos concluyó ayer en Palacio Nacional luego de tres días de duelo en todo el país por las víctimas mortales de la epidemia de Covid-19.
Ataviado con traje típico y un cubrebocas, Juan Encinos, representante de la cultura wixárika, pidió a Dios que le dé fuerza, valor y autoridad al presidente Andrés Manuel López Obrador para gobernar a México.
Integrantes de las culturas wixárika y tzeltal llevaron a cabo dos ceremonias tradicionales por el Día de Muertos en el patio central de Palacio Nacional.
Al término de los rituales, Encinos agradeció al presidente Andrés Manuel López Obrador, a nombre de los pueblos indígenas, que los haya tomado en cuenta para esta celebración.
Así se escuchó la voz del hombre vestido de blanco que realizó la ceremonia frente a la Fuente del Pegaso en la sede del Poder Ejecutivo y residencia oficial del presidente López Obrador.
Adornada con flores en vez de agua, la fuente fue el epicentro de esa ofrenda monumental en donde se colocaron tapetes multicolores de aserrín, 20 altares de diversos grupos étnicos del país donde convergieron los elementos tradicionales: cempasúchil, maíz y ceras, panes, flores y las bebidas espirituosas de hombres y mujeres que se adelantaron hacia el Mictlán.
La ceremonia comenzó con una oración tradicional tzeltal de agradecimiento y protección que consiste en el encendido de velas, rezos para pedir por el bienestar y la repartición de tabaco bendecido entre los asistentes.
Luego se efectuó una ceremonia tradicional wixárika de limpia de Mexquitic, Jalisco, encabezada por el marakame Lino López de la Cruz, quien con una flor y humo de copal purificó las ofrendas de quienes ya no están.
El sábado, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la ceremonia “Una flor para cada alma, una ofrenda homenaje a las víctimas de la pandemia de Covid-19”, que se montó en el Patio Central transformado en camposanto.