Muy buenos días.
Querido Juan Francisco;
Entrañables amigas;
Estimados colaboradores de EL UNIVERSAL:
Hoy, como desde hace ya varios años, nos volvemos a reunir en este día emblemático para celebrar, con emoción y entusiasmo, a las mujeres.
Y en especial a las talentosas y extraordinarias mujeres mexicanas, que por cierto están espléndidamente representadas aquí esta mañana.
Celebramos, hay que decirlo, con mucho orgullo, porque las mujeres mexicanas hemos hecho mucho por nuestro país: somos las que defendemos desde nuestros hogares los valores más importantes de la familia, pero somos también las luchadoras permanentes, las trabajadoras, las soldaderas, las científicas, las artistas y las profesionistas, que día a día y a lo largo de nuestra historia hemos sido fundamentales para la construcción de nuestra nación.
A pesar de todo ello, también somos las mujeres que lamentablemente seguimos sufriendo de niveles inaceptables de violencia y de marginación. Al reunirnos hoy, demostramos con orgullo todo lo que valemos, pero del mismo modo, todo lo que seguimos necesitando defendernos.
La realidad de la mujer no es nada fácil: la cifra de mujeres asesinadas o que sufren de violencia de género es insostenible. La desigualdad de oportunidades y de condiciones laborales es algo que debe ya desaparecer. Es urgente por ello defender siempre nuestros derechos y nuestra integridad, porque mientras exista una sola mujer marginada, violentada o relegada en México no seremos una nación completa.
Mi esposo, el Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, siempre ha creído y respetado el valor y la inteligencia de las mujeres.
Este año, se los quiero presumir queridas amigas, Juan Francisco cumple ni más ni menos que cincuenta años de conducir uno de los proyectos de comunicación más importantes de México: EL UNIVERSAL, el gran diario de México.
¡Felicidades, querido Juan Francisco!
Durante cinco décadas, el Licenciado Ealy Ortiz ha logrado que EL UNIVERSAL sea uno de los periódicos más importantes de Iberoamérica, que se ha caracterizado por defender la pluralidad y la diversidad de opiniones.
Para mí es un privilegio, como lo es igualmente para nuestras hijas e hijos, acompañarlo y colaborar con él en esa gran tarea y en ese gran logro que ha alcanzado y que queremos compartir con todas ustedes.
Es también un gran honor que en las páginas de EL UNIVERSAL grandes mujeres, muchas de las cuales están presentes aquí, con su inteligencia y sus espléndidas plumas, marcan el acento, construyen el análisis fundamentado, o hacen la crítica inteligente y tan necesaria que permite confrontar nuestras realidades y proponer, desde la diversidad de sus voces, grandes soluciones a nuestros problemas.
Es que sin duda, queridas amigas, la voz de la mujer es no sólo imprescindible, es necesaria.
La célebre filósofa y escritora francesa Simone de Beauvoir escribió lo que yo creo que debe ser el emblema de nosotras las mujeres:
“Que nada nos defina, que nada nos sujete, que sea la libertad nuestra propia sustancia.”
Queridas amigas: ¡Felicidades por nuestro día!
¡Felicidades por ser las grandes protagonistas y las magníficas constructoras de este gran país!
¡Muchas gracias!