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Medellín, Colombia.— El mismo terreno que hasta hace poco era utilizado como un basurero y tiradero de cuerpos es hoy un espacio educativo dedicado a atender a más de 300 niños y dejar atrás el fantasma del abandono que sufrió el barrio Pablo Escobar , en Medellín, Colombia.
Es el Jardín Buen Comienzo Renacer, un esfuerzo que busca apoyar a las familias que habitan en este barrio del centro-oriente de la ciudad colombiana y el cual es el primer proyecto que se desarrolla en casi 30 años en beneficio de esta población.
EL UNIVERSAL realizó una visita a este barrio, popular por llevar el nombre de Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín , quien regaló más de 400 terrenos y casas en esta zona a personas que trabajaban en el basurero cercano y donde logró forjar una base social de apoyo. Aún hoy, algunas personas lo recuerdan con gran cariño y agradecimiento.
Un enorme mural con el rostro de Pablo Escobar y la leyenda “Aquí se respira paz” da la bienvenida al popular barrio.
En agosto pasado, las autoridades de la alcaldía de Medellín inauguraron este jardín infantil que recibe a 300 menores de entre cero y cinco años y que integra una sala de gestación y primer año, una sala cuna y caminadores; 10 salas de atención para los menores, un salón de expresión corporal, una zona de bienestar infantil y un área administrativa y de servicios.
Foto: Pedro Villa y Caña
En entrevista con El Gran Diario de México, Wberney Zabala , líder de la junta de acción comunal del barrio Pablo Escobar, aseguró que debido al nombre del sitio, en casi cuatro décadas las autoridades de Medellín evitaron la construcción de obras, con el argumento de que la vinculación del barrio con el narcotraficante lo impedía.
“El barrio Pablo Escobar se llama así porque fue construido por el exjefe del Cártel de Medellín, Pablo Escobar. Para unos un hombre muy malo, para otros, muy bueno. Respetamos la historia y respetamos lo que digan. El que diga que era muy malo tiene razón; el que diga que fue my bueno tiene razón. Entonces, eso hizo que nunca invirtieran en nosotros, pero sí lo hacían, sí venían los políticos cuando necesitaban votos”, recordó.
Wberney Zabala señaló que ahora, bajo la nueva administración de la alcaldía de Medellín, al jardín de niños se buscó dotarlo de un nombre que no hiciera referencia al capo colombiano, sino que “quisimos colocarle un nombre que nos desmarcara de la historia de Pablo Escobar, porque los niños, si bien nuestros abuelos quieren la historia de Pablo Escobar, los niños no tienen por qué venerar a un señor que para ellos no significa nada.
“Los niños tienen derecho a tener otro referente distinto. Nosotros le decimos a los niños, tenga como referente la tecnología, que tengan otra cultura diferente. Colocamos ‘Renacer’ para renacer de la historia. Ya no queríamos nada que se llamara Pablo Escobar, ni el nombre de fulano ni perano. No, simplemente un nombre que fuera incluyente para todo mundo, pero también futurista. Renacer, porque nosotros venimos de una historia compleja a renacer”, explicó.
Hugo Alexander Díaz, director de la Unidad Administrativa Especial Buen Comienzo, detalló que este jardín de niños fue pensando y “soñado” para brindar atención de calidad en el marco del “Medellín del futuro”.
Foto: Pedro Villa y Caña
“Hay un propósito de Medellín y es borrar la historia negativa de lo que vivió Medellín en la década de 1990 y hacia el año 2000 con todo el fenómeno de narcotráfico y toda la situación que enfrentó con Pablo Escobar.
“Esto donde hoy estamos era un botadero de basura, es más, era un lugar donde se arrojaba también muertos”.
A unos metros del jardín de niños, Ángela Margarita Álvarez, fundadora del barrio, confesó que el recuerdo que tiene del narcotraficante es sólo de agradecimiento, pues señala que gracias a él y a su familia pudo tener una casa y ayuda para sus hijos.
Entrevistada en uno de los múltiples callejones estrechos del barrio, relató que María Isabel Santos, esposa del líder del Cártel de Medellín, le regaló “el terrenito” donde pudo fincar su casa y terminar de estar de “arrimada” en la casa de su suegra.
“Yo vivía de arrimada con mi suegra. Después me regalaron el terrenito y me hice la casita. Me la regaló la esposa de Pablo Escobar; ellos me regalaron el terrenito. Yo tengo mucho que agradecerle a esa gente, me ayudó demasiado. Muy buenos recuerdos, ellos me ayudaban para el estudio de los niños. Yo tengo mucho que agradecerle mucho a esa gente”, señaló.
Hoy el barrio Pablo Escobar busca dejar atrás su historia de muerte y olvido por un futuro de esperanza y desarrollo.
Foto: Pedro Villa y Caña
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