Representantes en México del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Comisión Económica para América Latina (Cepal) y Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), recomendaron a México tomar ya medidas para enfrentar la crisis económica , y salvar a todos los sectores.
Las medidas para que la economía de México pueda despegar en seis meses se deben de tomar hoy, y pidieron retomar la experiencia de las crisis del pasado, para que esta vez no se privaticen los beneficios y se socialicen costos.
Hay un debate entre salvar a industrias, empresas, trabajadores o la población más vulnerable, la respuesta es una combinación de todos, planteó Tomás Bermúdez, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en México.
En el conversatorio virtual “La economía en tiempos del COVID-19, diagnóstico y propuestas de los organismos internacionales”, organizado por la mesa directiva de la Cámara de Diputados , prácticamente todos se pronunciaron por medidas de apoyo al empleo a través de diferimiento de pagos de impuestos para las empresas, y respaldaron programas sociales que den liquidez a la población, lo que reactivará el mercado interno.
Pablo Saavedra, director del Banco Mundial para México, planteó que ante la crisis se debe proteger a tres sectores: empleo, empresas y hogares, pero con medidas temporales. “Si no se toman medidas adecuadas se puede contribuir a un choque más permanente y recuperación más lenta”.
Reconoció que en crisis pasadas los paquetes de apoyo beneficiaron a pocos pero eso no debería ser pretexto para no tomar medidas. Ahora no se debe incurrir en el mismo error, hay que “evitar que los beneficios de un paquete toquen a pocos y se socialicen los costos en toda la sociedad”, dijo.
Así, dijo que el Banco Mundial considera que el programa de “tandas del bienestar podrían ser de gran ayuda” a sectores desprotegidos, pues ese organismo lo ha estudiado y hay un traslape con el sector formal de 30 o 33 %. Es decir, “una parte del sector informal ya está cubierto con programas sociales, el resto se puede cubrir con programas de crédito”.
Para el sector formal se necesita liquidez y proteger el empleo, por lo que planteó otorgar créditos a las pequeñas y medianas empresas, además de diferimientos impositivos, pero “no recomendamos reducciones de tasa, exenciones o reducción de gasto impositivo”.
Incluso propuso subsidios a los salarios, reducción de horas de trabajo o de salario sin despedir trabajadores.
Estimó que México tiene espacio de fiscal 1 o 2 % del Producto Interno Bruto (PIB) para apoyar la economía “y eso va a generar mayor deuda”, pero deberá haber una reforma fiscal para pagarla.
La deuda pública de todas formas va a subir porque “se están cayendo los ingresos en la economía y eso va a jalar a un déficit más grande, hay un recálculo en dólares de la deuda por la depreciación va a subir y porque es una deuda sobre el Producto Interno Bruto (PIB)”, expuso.
Bermúdez, del BID, planteó que la experiencia del pasado no debe repetirse. En la crisis de 2008-2009 se tomaron políticas que terminaron siendo permanentes y no temporales.
Ahora debe darse liquidez tanto a las empresas como a los individuos, “lo que han demostrado las crisis en el pasado en la región es que las medidas y las decisiones que se tomen hoy van a hacer que las cosas se hagan de marea correcta”.
Hugo Eduardo Beteta Méndez Ruiz, director de la Sede Subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en México, planteó como ineludibles medidas de apoyo directo a las pequeñas y medianas empresas, seguro de desempleo y de impulso al mercado interno, pero evitar apoyos del pasado, como privilegios fiscales o endeudamiento, es decir, “políticas contracíclicas de corto plazo para auxiliar a población y trabajadores” pero no cualquier política.
Propuso que el gobierno de México destine 1.4 del Producto Interno Bruto (PIB) para entregar a 10.5 millones de mexicanos desempleados y que no son beneficiarios de programas sociales, transferencias universales temporales a quienes están desempleados y no reciben programas sociales, lo que aumentará el consumo y reactivará la economía.
Pero esto sería complementario a acuerdos fiscales para reducir evasión y evitar privilegios fiscales del pasado.
Pablo Sanguinetti, vicepresidente de Conocimiento del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), reconoció que la economía no va a resurgir en cuanto se acabe la cuarentena, por lo que se requieren políticas expansivas.
Estas deben considerar dar solvencia a las pequeñas y medianas empresas y para eso se requieren créditos apoyados con garantías del Banco Central o el uso de bonos, pero cuidar que no se incurra en riesgos financieros.
Si las empresas enfrentan problemas para pagar créditos eso puede terminar en una crisis financiera que agrave la situación de los países, por lo que debe prever políticas que eviten la repetición de fenómenos como el de 1994 y el “efecto tequila”.
Planteó mantener a las empresas en hibernación, con exenciones temporales a la nómina a condición de que no haya despidos, flexibilización de relaciones laborales con rebaja en salarios sin que eso rompa relaciones laborales o ayuda con préstamos; seguros de desempleo, apoyo fiscal al turismo y que sean permanentes las líneas de créditos para capital de trabajo.
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