Haberle dado una salida pacífica y democrática al fraude en la elección de 1988, por la caída del sistema de conteo de votos, evitó que hubiera represión y una gran masacre, afirmó el excandidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas.
En la presentación del libro Las heridas (Espasa) sobre la elección de ese año, de Felipe de la Mata Pizaña, magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y articulista de EL UNIVERSAL, el ingeniero Cárdenas comentó que en los últimos capítulos se narran las marchas y concentraciones en el Zócalo capitalino para defender los votos para la izquierda.
“Pensemos que en momentos de irritación y euforia, como fueron los de aquellos días, del 88, en algunas de las grandes concentraciones en el Zócalo, podía haberse incitado a la gente a lanzarse contra edificios o sitios simbólicos, como el Palacio Nacional. Quien lo hubiera hecho habría cometido no sólo un acto de inmensa irresponsabilidad, sino un verdadero crimen, pues hubiera pagado un altísimo costo en sangre y represión”, dijo.
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En ese sentido, el magistrado De la Mata, autor del libro, señaló que “antes de la existencia del INE y de Tribunal Electoral, los problemas electorales se resolvían con la fuerza de un garrote, y no existían alternativas de solución jurídica.
“Los resultados se imponían en los colegios electorales, con criterios políticos y gracias al uso de la fuerza. Mucho se ha avanzado en estos más de 35 años, desde que se consumó y se convirtió en el más grande fraude electoral que hemos vivido entonces”, expresó.
A la presentación también asistió la senadora Olga Sánchez Cordero (Morena), quien reconoció la decisión que tomó Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en la elección de 1988 y pidió hacer un análisis histórico y revalorar lo que significó su lucha política.