Los países deben evitar acaparar, especular y almacenar alimentos en exceso ante el riesgo de caer en una hambruna a nivel mundial, afirmaron la alta comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés).

Hicieron un llamado a los 164 países que forman la Organización Mundial del Comercio (OMC) a trabajar para mejorar la producción, conservación y distribución de alimentos a través de la cooperación internacional.

Los organismos de la ONU pidieron a los países “abordar las prácticas comerciales anticompetitivas e injustas, especialmente cuando se ejercen en tiempos de crisis, como lo pueden ser las prácticas que rompen la cadena de abasto”.

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Llamaron a no caer en prácticas como “el acaparamiento, el almacenamiento excesivo de alimentos básicos y la especulación asociada, especialmente durante la escasez mundial de alimentos, porque afectan de forma negativa el disfrute del derecho a la alimentación y erosionan los esfuerzos para lograr la seguridad alimentaria para todos”.

En una carta abierta, la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, y la secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, pidieron a los ministros de Comercio de los países que integran la OMC que, para enfrentar la amenaza de hambre e inseguridad alimentaria, es urgente que haya coherencia entre las políticas públicas y las acciones para garantizar el abasto de alimentos.

“Las partes asociadas deben tomar medidas para mejorar los métodos de producción, conservación y distribución de alimentos individualmente y a través de la cooperación internacional”, expusieron en momentos en que se realiza en Ginebra, Suiza, la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio.

El reto es alcanzar la meta que se marcaron los países para que las personas tengan acceso a alimentos adecuados sin importar género y edades, destacaron.

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La guerra genera una extrema dificultad para la población de Ucrania —uno de los principales exportadores de cereales— e incrementa el riesgo de hambre y hambruna para decenas de millones de personas que están en el límite o que ya viven con inseguridad alimentaria, recalcaron.

“Después de la pandemia de Covid-19, que agravó la inseguridad alimentaria, la reducción de ingresos y la deuda acumulada, la guerra ha golpeado duramente a países que aún no están en el camino a la recuperación”, afirmaron ambas instituciones.

Por ello, solicitaron el cese de restricciones a las exportaciones de alimentos para que los países menos desarrollados puedan comprarlos con fines humanitarios no comerciales, además de apoyar financiera y técnicamente a las naciones menos desarrolladas, y ayudarlas con recursos, a fin de que adopten las medidas adecuadas para enfrentar la hambruna.

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