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La crisis económica y el desempleo por la pandemia de Covid-19 provocarán que más personas se enlisten en el crimen organizado y que un mayor número de campesinos se dediquen a la siembra de cultivos ilícitos, como marihuana y amapola, alertó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).
En el reporte Covid-19 y la cadena de suministros de drogas: de la producción y el tráfico al consumo, la agencia de la ONU aseguró que a México le espera una reducción de 6.5% de su Producto Interno Bruto (PIB), la pérdida de hasta 14% de los empleos formales y un aumento en la población en pobreza y pobreza extrema.
Además, advirtió de un mayor consumo de drogas en el mundo, debido a una sobreoferta a menor precio: “Por una reducción en la demanda, traficantes y distribuidores están acumulando grandes cantidades de droga [incluyendo en la frontera entre México y Estados Unidos], lo cual podría generar una sobreoferta [menor precio y más riesgo de sobredosis] una vez que se levanten las restricciones”, apuntó.
“Se espera que la crisis económica propicie un mayor uso de sustancias ilegales para acoplarse a las dificultades. Asimismo, se prevé un incremento en el uso de drogas más económicas”, detalló el informe.
Indicó que el freno a la movilidad afectó el tránsito de cargamentos de droga por los países, tanto por las vías terrestres como aéreas, lo que ha significado una afectación para los grupos criminales.
“El tráfico por vías aéreas, incluyendo el que se realiza en el cuerpo de pasajeros, se ha reducido drásticamente. La disminución del comercio legal ha hecho más difícil el tráfico por vía terrestre, ya que éste utiliza productos lícitos para camuflar y distribuir la droga”, señaló.
En contraste, refirió la Oficina contra la Droga y el Delito, el tras- lado vía marítima ha sido el menos afectado, “particularmente en el caso de cocaína que utiliza embarcaciones pequeñas particulares; sin embargo, “se ha incrementado el uso de embarcaciones para traficar otras drogas como la heroína”, expuso.
Ante este panorama, precisó que las organizaciones criminales se diversificaron hacia otras actividades como el cibercrimen y el tráfico de medicinas falsificadas, además, “han llenado vacíos del Estado al proveer comida y servicios a la población vulnerable durante el confinamiento, ganando terreno en territorios y poblaciones en disputa”, como ocurrió en Veracruz, Jalisco, Michoacán y Tamaulipas, donde varios cárteles entregaron despensas a población vulnerable.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito afirmó que durante el distanciamiento social aumentó la demanda de productos cannábicos y se registró una importante baja en la demanda de drogas para uso recreativo, concretamente las sintéticas y cocaína, debido al cierre de centros nocturnos y conciertos.
“Ante restricciones en la oferta, los consumidores han reemplazado el uso de drogas convencionales con sustancias caseras y otros fármacos con mayor riesgo de sobredosis [fentanilo]. Esta dinámica también ha propiciado el compartir jeringas y otros instrumentos, lo que eleva el riesgo de contraer enfermedades”, explicó el documento.