La nueva sede del Senado se inauguró el 13 de abril de 2011, en medio de protestas por la opacidad con la que se manejó el costo de su construcción. Y aunque los senadores tuvieron todo listo, el 31 de abril, para mudarse por completo a su nueva casa, los edificios comenzaron a presentar fallas, pues en la temporada de lluvias se registraron inundaciones dentro del recinto.
Según lo documentó EL UNIVERSAL, fue hasta el 1 de septiembre de ese mismo año cuando la empresa GAMI Ingeniería e Instalaciones, S.A. de C.V., encargada de levantar el proyecto, realizó la entrega-recepción de las instalaciones, aún incompletas.
Después de eso, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) tardó casi seis meses en revisar el cumplimiento de todas las obligaciones del contrato en materia de obra civil y equipo.
La obra fue impulsada en su momento, principalmente, por tres líderes parlamentarios de los partidos en la 60 Legislatura, Diego Fernández de Cevallos (PAN), Enrique Jackson (PRI) y Jesús Ortega (PRD), mientras que el entonces coordinador del PT, Ricardo Mon-real, se opuso.
Fue precisamente Monreal Ávila, actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, el principal crítico del piso de mármol de China y de los muebles de Italia y España con que fue revestido el inmueble.
En agosto de 2011 presentó un punto de acuerdo para auditar la construcción de manera externa, lo que hizo que los coordinadores del PRI, PAN y PRD admitieran opacidad, fallas y sobrecostos.
El 28 de septiembre de 2011, los senadores actualizaron el documento del fideicomiso de inversión y administración para la construcción, donde separaron lo realizado por anteriores legislaturas de lo hecho por esa, para blindarse de cualquier responsabilidad.
Los trabajos de construcción iniciaron formalmente en 2007, pero para agosto de 2010 el entonces presidente del Comité Técnico para la construcción de esa nueva sede, José González Morfín (PAN), aceptó que existía un retraso.
En la 64 Legislatura, la Secretaría General de Servicios Administrativos del Senado admitió que remodelaciones de pisos, alfombras, sistemas de extracción de aire, equipos contra incendios y operatividad de elevadores tienen un costo de 254 millones 823 mil pesos.
Trabajadores del Senado dijeron EL UNIVERSAL que, tan sólo en la Torre de Comisiones, a veces la espera de un elevador excede 30 minutos y que el poco mantenimiento a las alfombras ha ocasionado epidemia de alergias.