Entre inscripción, colegiatura, útiles, transporte y comida, los gastos de la familia Moreno han aumentado de tres mil a cuatro mil pesos por semana previo al regreso a clases ; cancelaron las actividades extracurriculares de sus tres hijos y los paseos de fin de semana porque la inflación pegó fuerte en su hogar.

“Llegamos con el agua al cuello por los gastos cada fin de semana. Nos ha dado en la torre el aumento de precios porque antes los lujos eran salir de vacaciones, ahora el lujo es pagar la gasolina”, asegura Susan Acosta a EL UNIVERSAL .

Estima que este regreso a clases presenciales le costó casi veinte mil pesos : 3 mil ochocientos en colegiatura; 5 mil de inscripción; 5 mil 600 de libros, con descuento; de mil 500 a 2 mil en uniformes y 500 pesos de cuadernos.

“Se elevó mil pesos la inscripción, desde que empezó la pandemia, que podría no parecer un gasto fuerte, pero las condiciones de la economía ahorita son otras que nada se parecen a las de 2020”, dice.

La ama de casa de 29 años aclara que esta cifra corresponde únicamente a los gastos de una de sus hijas, no de los tres. Además, solo abarca presupuesto escolar, no de vestido, calzado, alimentos en casa, pago de servicios relacionados al mantenimiento de los pequeños y su entretenimiento.

“Damos prioridad al pago de colegiaturas y cuotas de mis niños. Las salidas al cine, por ejemplo, nos cuestan entre 700 o 900 pesos que podrían ser una despensa, entonces ya las recortamos para darle salida a otros pagos”, explica.

Marco, esposo de Susan, trabaja como personal administrativo en la Secretaría de Educación Pública (SEP) y ella decidió emprender un negocio en línea de venta de artículos de marroquinería que ha ofertado a un precio menor de su inversión para desahogar gastos de corto plazo.

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“En la semanas en que nos ahogamos con el presupuesto tenemos que vender ropa que mis niños ya no usan, juguetes u otros artículos de la casa, pero con tal de darles una buena calidad de educación y cuidarlos de contagios de Covid en las escuelas públicas, nos sacrificamos” detalla.

Los tres hijos de Susan estudiaban en escuela pública. Sin embargo, hubo varios brotes de coronavirus que, afortunadamente, no afectaron a sus niños, pero la mantenían intranquila ante la posibilidad de enfermarlos pues el colegio no tomaba las precauciones sanitarias debidas.

“También yo noté que mi hija daba su máximo esfuerzo en clase porque siempre ha sido muy estudiosa, ama las matemáticas, pero no alcanzaba a pasar con buena calificación las materias o no recibía el reconocimiento que merece por su esfuerzo”, indica Susan.

Pese a los obstáculos que ha representado la inflación para la familia Moreno, que en promedio total gastarán 30 mil pesos extra al mes por el regreso a clases, consideran que harán todo tipo de esfuerzo para darle a sus hijos la mejor educación y bienestar emocional.

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“El ciclo pasado mi hija llevaba su mochilita de tirantes al hombro, mientras que todos los demás tenían de carrito porque no me alcanzaba para comprarle una. Ella se sentía menospreciada por sus compañeros, entonces hice todo lo posible por comprarle útiles nuevos para este año, aunque fueran más de mil pesos, que es una despensa”, recuerda la señora Moreno.

“Nuestra mayor motivación como papás es verlos (a sus hijos) contentos porque han demostrado ser responsables y dedicados”, subraya.

Por ello, afirman, que aunque los precios se eleven continuamente el resto del año, hallarán la forma de solventar gastos mediante métodos de ahorro o inversión en otros negocios.

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