“¿Apoco vas a declarar más?”.
“Eso dijeron en la entonces PGR para pre-sionarnos y que no declarásemos más de lo que le ocurrió a mi pequeño en el jardín de niños, donde fue abusado sexualmente junto a niños de tres y cinco años.
“Tenían asombro de lo que yo narraba, no sé si era una mirada de qué valiente eres o de lástima. Todas estas instituciones buscan que no denuncies, que desistas, para que los delincuentes queden en la impunidad”.
Es María “N”, madre un niño que fue víctima de abuso sexual junto a otros en un preescolar de la Ciudad de México. Pide guardar su identidad y la de su hijo por seguridad. Los victimarios son maestros, directivos, intendentes y supervisores, y éstos tienen toda su información personal.
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Su caso forma parte de los 18 que se incluyen en el informe Es un secreto. La explotación sexual infantil en escuelas, elaborado por la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, A.C. (ODI), que documenta en la última década hechos ocurridos en siete entidades; se trata de abusos masivos por parte de maestros y personal administrativo en escuelas públicas y privadas, con más de un centenar de víctimas, casi todas de entre tres y cinco años.
“A veces como padre no quieres darte cuenta de lo que ocurrió. Mi hijo, a través del juego, me empezó a manifestar situaciones que a veces uno como padre no quieres saber, no quieres ver. Prefieres cerrar los ojos que enfrentarlo y hacer algo.
“El mensaje que quiero dar a los padres es que pongan atención a cualquier cambio de conducta, síntoma, lo mismo si pierden el control de esfínteres, si de pronto tiene moretones en las piernas o si no quieren ir a la escuela, si tiene dolor de estómago o tienen pesadillas o conductas sexualizadas con otros niños o tienen miedo de quedarse solos, de ir al baño”, aconseja.
María reconoce la dificultad de este proceso para superar las secuelas sicológicas. “Mi hijo está consciente de lo que sucedió, del abuso que sufrió. No es algo que se le olvide, los recuerdos ahí están. Hemos aprendido a vivir con la situación, es una lucha día con día, sabíamos que así será por el resto de nuestras vidas.
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“El ir a baños en lugares que no sea nuestra casa es un problema; el ver a una persona con alguna característica del agresor es algo que sigue presente y que afecta a toda la familia, la dinámica familiar, la salud, la dinámica laboral, la economía. Afecta todo.
“Lo que quiero es que esto no le ocurra a ningún otro niño. Es un grito de justicia, de auxilio, de alerta de lo que está ocurriendo en México con los niños abusados sexualemente, son invisibles para el gobierno, para el Estado.
“Hemos narrado los abusos cientos de veces ante la CEAV [Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas] y la FGR [Fiscalía General de la Reública, antes Procuraduría, PGR]”, cuenta.
María ha peregrinado por todas las instituciones de justicia y atención a las víctimas. Junto con su pequeño, han narrado cientos de veces los abusos al que fue sometido con otros compañeros, de cómo los grababan con fines de pornografía infantil.
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“Cuando llegamos a la Fiscalía de Atención de Delitos Sexuales de la entonces procuraduría capitalina, que fue un fin de semana, no había personal, ni siquiera hojas. Horas de espera y burocracia. Ni siquiera ponían en el acta lo que declaramos. Yo me di cuenta y sólo me dijo el MP: ‘Esa información no nos sirve’”, dice.
Después, en la PGR se repitió todo. “Nos dejaron esperando 10 horas para tomar la declaración, a pesar de que se trataba de un niño y nos presionaban diciendo: ‘¿A poco vas a declarar más?’.
Expuso que para las autoridades es más fácil fragmentar estos casos masivos de violaciones. “Su lógica es que si llegan 10 casos de la misma escuela, de los mismos maestros que abusaron, su respuesta es fragmentarlos, dividirlos, tratarlos como casos aislados, no reconocer que es un problema más grande”.
Comenta que como padre, cuando se enteró de estos atroces delitos, pensó que se trató de un trastornado, un enfermo, “pero cuando te das cuenta de que es algo que se va reproduciendo, donde participaron adultos, con un modus operandi, como una red de criminales, te das cuenta que algo muy podrido está sucediendo en la SEP”.
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Concluye que son organizaciones criminales, y pide que en los preescolares no existan casas de independientes. “Es un grave error, porque muchos de los abusos se realizan ahí”.