Tras dos años y medio de confinamiento por la pandemia de Covid-19, los planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se llenaron nuevamente con miles de estudiantes y docentes que regresan a las clases presenciales, algunos por primera vez desde su ingreso.
Sin dejar el cubreboca en espacios cerrados, los alumnos llegaban por decenas al Metro Universidad desde las 6:30 horas.
Entre las estudiantes esperando en la estación del Metro están Sara y Monserrat, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Cuando conocieron el campus fue el semestre pasado en sus clases de modalidad mixta, aunque reconocen que volver a presencial es una nueva experiencia.
“Venir a diario te pone nerviosa, temerosa. Como vienes de no ver gente, es raro tener que convivir todos los días”, expresó Monserrat, de tercer semestre.
La mayoría de los jóvenes salían en fila del Metro directo al Pumabús, el transporte que conecta con todas las facultades de Ciudad Universitaria.
En las unidades se colocaron botellas de gel pegadas con cinta adhesiva a los tubos y algunos asientos con la leyenda: “No disponible”, a fin de guardar la sana distancia; sin embargo, de poco servía el aviso porque el camión se llenaba de estudiantes que ocuparon todos los lugares.
En el Pumabús, un joven abrazaba su mochila con una mano y con la otra se recargaba en el barandal, mientras dejaba caer su cabeza para conciliar unos minutos de sueño antes de entrar a clases a primera hora.
En las facultades se repite la misma escena que en el autobús: un bote de gel antibacterial a la entrada y, en algunos casos, un aparato de toma de temperatura, pero la mayoría de los alumnos pasa de largo para ir a sus clases o sentarse en las bancas a platicar con amigos.
En las inmediaciones de Rectoría, Evelyn Víctor se alista con su bata para entrar a clases en la Facultad de Química, convencida de que no quiere regresar a la modalidad a distancia que surgió ante la emergencia sanitaria.
“Yo entré en la modalidad en línea y es muy diferente a la generación que entró: se le dio una semana de integración, bienvenida y nosotros llegamos aquí sin saber dónde eran nuestros salones, qué edificios, dónde estaban nuestros laboratorios”, relató.
El semestre pasado fue la primera vez que la estudiante de Química pisó la facultad, con clases en una modalidad mixta. Sin embargo, a partir de ayer regresó al formato presencial.
“Es algo que esperaba porque la modalidad en línea es desgastante y no hay nada como las clases presenciales, trabajar con las cosas en vivo, no hay nada como eso”, expresó la alumna.
En los salones de la Facultad de Derecho se aprecia que hay al menos una banca de separación entre cada estudiante para conservar la sana distancia. Además, las puertas están abiertas para permitir una mejor ventilación.
Para Diego Ruiz, alumno de sexto semestre de Derecho, las clases presenciales eran algo necesario, ya que nada se compara con tener un maestro al frente que pueda explicar a detalle.
Pese a la reciente ola de coronavirus, confía en que se están tomando las medidas adecuadas dentro del campus.
“De acuerdo a la época que estamos viviendo y lo que se puede hacer respecto a la salud de los estudiantes, se han tomado las medidas adecuadas como la sana distancia y cubrebocas”, indicó.
Sin embargo, en las bancas de Ciudad Universitaria algunos alumnos siguen tomando clases por zoom desde sus laptops, aunque estén en su facultad.
Otras escenas no han cambiado, como la venta de comida y gente externa que acude a hacer ejercicio o pasear a sus perros en los amplios jardines.
Antes de las 7:00 horas también llegó Diana, de la Facultad de Arquitectura, quien pese al sueño muestra su felicidad de regresar a clases al campus.
“La verdad que hay días que si me gustarían las clases a distancia porque se extraña levantarse más tarde, pero el platicar con los amigos no lo cambio”, dijo.
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