Por FERNANDO VÁZQUEZ RIGADA

Las elecciones del domingo cierran el tablero previo a la macro elección del 2024. 9 lecciones.

Uno. Las elecciones se ganan antes. La ingeniería electoral de Coahuila es sólida, con una buena alianza y se fracturó al oficialismo. Se definió con tiempo y bien la candidatura de Manolo Jiménez. Había razones para continuar con el PRI y la gente votó por hacerlo. Eso no ocurrió en el Edomex.

Dos. Las alianzas importan. Manolo Jiménez habría ganado igual, pero el oficialismo fracturado pesó. Es diferente una campaña empatable que con una distancia insalvable. El PAN sólo obtuvo 6.8% de la votación: el PRI hubiera ganado solo.

En Edomex , el Verde y el PT le dieron un millón 83 mil votos a Delfina Gómez, por su convenio de coalición: más del doble que en 2021. Eso traerá más presiones internas en el oficialismo. El fracaso en Coahuila les da a los socios de Morena una enorme capacidad de chantaje.

Los partidos de Va por México en Edomex no cumplieron. Juraron meter 3.7 millones de votos. Se quedaron lejos. El PAN redujo su votación en 188 mil votos con respecto al 2021. El PRD, en 61 mil. Sólo el PRI aumentó en 53 mil su votación.

Para Morena, sus socios son imprescindibles. La alianza opositora deberá repensarse y replantearse.

Tres. El voto duro es blando. Las oposiciones no ganarán nunca si no conectan con la sociedad. En el Edomex los votos duros de las oposiciones son de 2.3 millones de votos. Su capacidad de atraer voto adicional fue de 452 mil votos: muy bajo para una lista de 12.6 millones. En Coahuila, donde la participación fue alta, la ventaja se amplió.

Cuatro. La participación define. La mitad de las personas se quedaron en casa en Edomex. Así, el peso de los programas sociales, las estructuras y la compra de voto son aplastantes. Habrá que entender la apatía que consumió al mexiquense. Quizá tuvo frente a sí la decisión de votar entre dos males.

Cinco. Los gobiernos influyen. Riquelme puntea dentro de los gobernadores mejor aprobados con 64%. Del Mazo, 45%. Es más bien un gobernador mediocre y distante. Cuando a un estado le va bien, la gente responde: Coahuila es ya el único estado en no haber tenido nunca alternancia y no tiene remordimiento por ello. La gente del Edomex, en cambio, no tenía muchos inventivos para refrendar el mandato de Atlacomulco. ¿Por qué lo haría? ¿Por la memoria de Montiel? ¿De Peña? ¿Para más de Del Mazo?

Seis. Toda política es local. La estrategia de Va por México falló: la del Edomex terminó siendo una elección nacional. Meter a López Obrador bajo el argumento de que sería él y no Delfina quien gobernaría fue un error. La propuesta eje de Alejandra del Moral fue un salario familiar: un refrito del salario rosa que remitía a Alfredo del Mazo y competía con el más duro atributo de López Obrador. El apelativo de “Valiente” para del Moral no parecía responder a ninguna necesidad toral de la sociedad.

Siete. Elección de estado. No hay paliativos para denunciar lo que pasó ayer. Todos los recursos del oficialismo nacional se metieron grosera e ilegalmente a intervenir en la elección. Coahuila resistió, pero este abuso terminará por matar a la democracia.

Ocho. Morena baja su potencia en el Bajío y el Norte. De las 6 elecciones a gobernador que ha perdido desde 2019, todas están ahí. En el Bajío perdió Querétaro y Aguascalientes. En el norte ha perdido Nuevo León, Chihuahua, Durango y Coahuila. Sinaloa ganó por una terrible intervención del crimen organizado.

Nueve. El PRI agoniza. Tenía 14 gubernaturas en 2017. Le quedan dos. Su voto duro no llega a 7 millones de votos, y descontando. Perder el Estado de México es un golpe mortal. Su dirigencia está con alfileres. Los negativos del PRI son inmensos. No es claro que en el saldo su voto duro de más que la tasa de rechazo. Con todo, ayer el PRI metió muchos más votos que sus socios. Algo le queda, pero, de no aplicar un torniquete, la hemorragia la consumirá.

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