Las jornadas de Oración por la Paz para nuestro país pretenden llevar un mensaje de esperanza y que la muerte y desaparición de miles de seres humanos “no quede en el olvido”, señaló Juana Ángeles Zárate, presidenta de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM).
En entrevista con EL UNIVERSAL, la hermana subrayó que diversas congregaciones lanzan esta jornada que hoy prácticamente arranca en todo el país como una invitación abierta a todos los credos, sin exclusiones, porque es un momento en el que todos debemos estar unidos.
“La muerte de nuestros hermanos sacerdotes en este servicio de acoger al vulnerable, a la víctima, nos está marcando también una misión. Su vocación, como la de otros sacerdotes y líderes sociales, no puede quedar en el olvido. Yo creo que sus muertes deben tener un sentido de esperanza y vida para nuestro pueblo. Solamente así habrá valido la pena morir”, expresó.
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“Estamos en un momento en el que no podemos enfatizar la separación ni la exclusión, desde diferentes credos, vocaciones e instituciones, es necesario que nos unamos en un acto de humildad y en un gesto de fraternidad universal”, enfatizó.
Las jornadas por la paz se llevarán a cabo todo julio, iniciando este domingo 10 haciendo memoria y ofreciendo la eucaristía por la vida de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, asesinados en Cerocahui, Chihuahua.
“También pedimos que en los templos se puedan poner algunas fotografías de ellos; incluso también pensamos que si quiere hacer memoria la parroquia de otras personas desaparecidas o asesinadas también puede ser”, explicó.
En segundo lugar, la hermana Juana Ángeles planteó que los siguientes domingos puedan celebrar misas o una oración en lugares significativos por las desapariciones o personas que han sufrido muertes violentas.
“Pueden ser parientes de asesinados, personas víctimas de feminicidio o algunos activistas sociales. Hay tantas personas que están sufriendo por sus seres queridos que creemos que es importante ir a esos lugares significativos y hacer una oración. Que sientan que no están solas, que en la Iglesia nos solidarizamos, que todo el pueblo mexicano los abrazamos en su dolor”, afirmó.
Como tercer punto, la hermana dijo que se prevé que en las misas del 31 de julio se realice una oración por los victimarios.
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“Ellos son parte del problema y de alguna manera han de ser parte de la solución. Necesitamos pedir por la conversión de sus corazones, y también por la conversión de los mexicanos, porque a veces hay mucho dolor, sufrimiento y deseos de venganza; tenemos que aprender a tender la mano para recibirnos unos a otros con el corazón, en procesos de reconciliación, justicia y restauración de los daños”, manifestó.
En tanto, comentó que cada cierto tiempo las parroquias o grupos de católicos están planeando realizar acciones para abonar a las jornadas de la paz, tales como oraciones, soltar globos en algún lugar o mensajes.
Si bien dijo que estamos en un ambiente en el que se visibilizan las “historias de terror” que se viven en el país, subrayó la necesidad de mostrar el lado contrario, el de la esperanza.
“Imágenes donde veamos que somos capaces de orar, que somos capaces de emprender algunas acciones en favor de la paz, en eso consiste nuestra iniciativa como Iglesia católica, Conferencia Episcopal, Conferencia de Religiosos y Religiosas y nuestros hermanos jesuitas”, apuntó la presidenta de la CIRM.
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