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nacion@eluniversal.com.mx
E l miedo de no poderle dar un mejor futuro a su hijo fue mayor que el temor de volver a fracasar. Para Jorge Arturo Guillén, padre soltero de 40 años, el sistema Prepa en Línea es su tercer intento de acabar la escuela.
Y está a punto de conseguirlo, pero la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó a los trabajadores que no habría recursos para pagarles y que la continuidad del programa en 2020 dependía de que se le aprobaran ampliaciones presupuestales.
Jorge Arturo está a un módulo de distancia de cumplir su sueño de tener su certificado de estudios.
“Llevo dos años y tres meses estudiando. Si mañana dicen que se acabó, me quedaré otra vez arañando mi sueño de terminar la prepa. Es muy triste pensar en todos a los que están en mi situación y ya no se les dará la oportunidad”, dijo.
Cuando él tenía 16 años dejó la escuela: en su casa estudiaban cuatro hijos y para la familia era muy difícil sostener los gastos, así que se desesperó y se puso a trabajar como artesano. Con el paso de los años, se dio cuenta que su sueldo de 200 pesos semanales no era suficiente.
En ese entonces, uno de los pocos empleos en los que lo aceptaban con un nivel de estudios de secundaria era el de guardia de seguridad. Adquirió experiencia y se desempeñó mejor en su empleo; sin embargo, cuenta con tristeza, en todas las empresas donde le han ofrecido trabajo fijo y mejor pago, también le piden el único requisito con el que no cuenta: la preparatoria.
Intentó estudiar en el sistema presencial, pero se le complicaba asistir a clases por los horarios del trabajo y porque no siempre encontraba quién le ayudara a cuidar a su hijo, Siegfried, de 8 años. Además, los exámenes para pasar las materias eran caros: cada uno costaba 400 pesos y los extraordinarios, el doble.
Un día escuchó en la radio sobre Prepa en Línea. Investigó y, tras descubrir que era gratuito y tenía validez oficial, se inscribió. Al principio trabajaba en su teléfono celular y en cibercafés de su comunidad, pero tiempo después, uno de sus hermanos le vendió una computadora de escritorio que paga en abonos. Así hace su tarea y estudia.
A Jorge le gusta leer todo lo que cae, aunque sus libros favoritos son las novelas del autor John Katzenbach, quien escribió El psicoanalista; la saga de suspenso avivó su pasión por la sicología, pero fue la escuela la que lo inspiró a terminar el bachillerato para después estudiar esa carrera. Su mejor opción para hacerlo, explicó, es la educación en línea. Sueña con obtener su título en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ya comenzó a prepararse para el examen de admisión.