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A sus dos años, Matías no ha tenido una vida sencilla: primero perdió a su madre, víctima de feminicidio, y ahora la pandemia de coronavirus (Covid-19) lo dejó confinado en su propia casa.
A pesar de esta situación, cuando Matías vio una bolsa de juguetes frente a él se le iluminó el rostro y mostró una gran sonrisa; sin perder tiempo, tomó primero una autopista y luego un muñeco que se enciende en la oscuridad. Para este pequeño lo demás no importaba, sólo se tiró en el suelo y comenzó a divertirse.
Sandra Soto, defensora de los derechos de las mujeres, regaló estos juguetes a Matías para que pase de mejor manera la cuarentena y se entretenga en el Día del Niño. Lo mismo hizo con al menos 15 menores de edad de la Ciudad y el Estado de México, quienes han quedado huérfanos debido a la violencia.
Junto con los juguetes, las familias de los niños recibieron una pequeña despensa que les quitará el hambre durante un par de días. Soto explicó a EL UNIVERSAL que este sector de la población ha quedado en el olvido y por eso les regaló los juguetes que consiguió a través de donaciones.
“El tema de los huérfanos está invisibilizado, las autoridades hacen oídos sordos ante las necesidades de los pequeños. Por eso, con estos juguetes buscamos que los niños, en medio de la tragedia y el dolor, tengan un momento de felicidad, que sonrían y estén felices”, lamentó la activista.
Catalina Becerril, abuelita de Matías, compartió que cuidar a su nieto se ha convertido en un reto, sobre todo económico, pues con la pandemia todos en la familia perdieron su empleo y sobreviven con las ganancias de una tintorería.
“De la nada me convertí en mamá de Mati, porque me hice totalmente cargo de él a sus siete meses y aunque los gastos corrían a cargo de su papá, también yo debía procurar que él tuviera lo necesario y darle lo que podamos para que esté bien”, dijo Catalina.
La sonrisa de Matías cuando recibió sus juguetes fue la misma de Oswin y Danna, dos pequeños que viven en el Estado de México y que por culpa de la inseguridad sufrieron la pérdida de su papá, una tía y un tío.
Cuando Danna vio los regalos lo primero que tomó fue un peluche gigante, mientras Oswin exploraba las cajas para escoger el mejor juguete que le pudiera hacer compañía durante esta pandemia.
Los regalos que la activista entregó a estos huérfanos generaron un momento de alegría en medio de la tensión y preocupación por el Covid-19. Las despensas que entregó significaron una bocanada de oxígeno para las familias, pues muchas de éstas se han quedado sin sus trabajos por la emergencia.
“Buscamos que los niños, en medio de la tragedia y el dolor, tengan un momento de felicidad. Al menos esperamos que sonrían, sean felices”, concluyó Sandra.