Durante los últimos cinco años, diariamente casi tres niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados se trasladaron a México para solicitar refugio, de acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Un reporte de la comisión revela que de 2019 a 2023, un total de 5 mil 81 personas menores de edad se internaron en el país para solicitar refugio.
El año pasado fue el que registró la mayor cantidad, con mil 364, lo que representó un incremento de 106.9% con respecto a 2019.
La Comar detalla que en 2023 los países de origen de esas niñas, niños y adolescentes que se internaron solos en México en busca de refugio provenían de Honduras, Haití, Guatemala, El Salvador y Cuba.
“Esta es la parte más dramática de todas, cuando las condiciones están tan deterioradas, tan graves que obligan a que los propios niños tomen conciencia de su necesidad de salir, de su necesidad de escapar”, dice el excomisionado del Instituto Nacional de Migración y expresidente del Colegio de la Frontera Norte, Tonatiuh Guillén López.
Señala a EL UNIVERSAL que en cada país y región existen factores para que cada día más niños y adolescentes salgan de sus países de origen para solicitar refugio, como la inseguridad, la pobreza y la falta de oportunidades para estudiar.
“Cuando ves a más y más niños no acompañados saliendo, percibes que es un retrato de la gravedad de lo que ocurre en sus lugares de origen y de la urgencia de que los países de tránsito cuenten con políticas de protección porque estos niños están en el completo abandono”, comenta.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) destaca que uno de los aspectos críticos del fenómeno migratorio de niñas, niños y adolescentes es la persistente violación a sus derechos humanos tanto en los países receptores como en los de tránsito y origen, así como la dificultad para su acceso a los sistemas de justicia y su enfrentamiento a la discriminación, ruptura comunitaria y familiar.
“Por su edad, por su estado de indefensión y por las enormes dificultades y limitaciones que tienen para intentar defenderse de los posibles ataques y amenazas a su integridad y a sus derechos, los menores migrantes son el grupo más vulnerable de todos los migrantes”, destaca.
Señala que las fronteras norte y sur “son microcosmos de los riesgos inherentes a la globalización, porque las redes del crimen organizado dedicadas a la trata de niños se entretejen en los flujos de migración ilícita y ahora diversifican sus actividades criminales.
Agrega que México es el principal centro de reclutamiento de menores destinados a la explotación sexual que llegan cada año a Estados Unidos, y espacio de tránsito de víctimas procedente de América Central y otras regiones del mundo.
Para la directora de Agenda Migrante, Eunice Rendón, la cara más vulnerable del fenómeno migratorio son las personas menores de edad que dejan sus países de origen por la inseguridad, la pobreza y falta de acceso a la educación.
“Los niños y adolescentes en ocasiones salen acompañados en otras no, pero todos tienen un riesgo y tienen esta vulnerabilidad otras poblaciones”, refiere.
Explica que desde 2014 a la fecha, la niñez y adolescencia migrante no acompañada se convirtió en tema principal de los flujos migratorios. “Existen muchos abusos en todo el trayecto, desde la parte de donde salen y en sí en toda la travesía, se exponen a la trata, al abuso sexual y al reclutamiento por parte de organizaciones criminales, ya que por su edad les son útiles.
“En Ciudad Juárez; por ejemplo, me reuní y documenté las actividades de los niños de circuito, se les llama así por ese ir y venir, que cruzan hacia Estados Unidos con drogas e incluso con personas porque por su edad no los pueden detener en la Unión Americana. Y esto los pone en riesgo de continuar con el crimen, porque no los dejan desvincularse fácilmente”, comenta.
Considera que “debería haber un pacto internacional con la niñez y adolescencia migrante, para dar una prioridad distinta a este tema sobre todos lo demás. Porque sí es una población que requiere mucho más apoyo y más apertura de todos los países”.
El coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, Juan Martín Pérez García, hace hincapié en que la migración es un derecho humano, por lo que cada día más niñas, niños y adolescentes migran solos para en busca de mejores oportunidades.
Menciona que el organismo civil que dirige, junto con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha insistido en la creación de un mecanismo transnacional para personas menores de edad en condiciones de movilidad, que tiene como prioridad reducir la participación militar y de las policías migratorias en la atención a la niñez migrante para dar mayor espacio y oportunidad de trabajo a las autoridades de infancia de los distintos países.
“Pero hasta el momento, hemos tenido una respuesta fragmentada. Lo que sucede en México también está fragmentado entre la atención de la sociedad civil, algunos servicios públicos y obviamente el dominio territorial por parte de grupos criminales. De ahí, la importancia de desarrollar este mecanismo que hasta ahora no se ha concretado”, dice.
Resalta que muy poco se sabe de los niños, niñas y adolescentes que se aventuran solos a llegar a México, ya sea para buscar refugio en el país o para intentar cruzar hacia Estados Unidos.
“El acceso a ellos y a ellas está sobre todo en los albergues para migrantes de la sociedad civil que nos permiten tener un retrato de la crueldad del viaje. No todas las personas menores de edad recurren a los albergues, porque desde que pisan el territorio mexicano pueden ser víctimas de los grupos criminales para muchas expresiones, extorsiones, secuestro, etcétera”, refiere.