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La digitalización de los servicios financieros en México y alrededor del mundo está favoreciendo a los usuarios a través de diversas figuras. Una que se está discutiendo más es la de los neobancos. Los neobancos son entidades que ofrecen una gama amplia de servicios financieros, incluyendo los bancarios, exclusivamente a través de plataformas digitales. Se caracterizan por su enfoque en soluciones de fácil acceso, bajo o sin costos, innovación y tecnología, así como por su oferta de productos personalizados y asequibles para un mercado más amplio. En un país como México, donde más del 50% de la población adulta no tiene una cuenta de banco, esta innovación es clave para brindar acceso a servicios financieros a una población históricamente excluida de ellos.
Gracias a su naturaleza digital, estos bancos están transformando la experiencia de los usuarios de manera significativa. Prescindir de una infraestructura costosa de sucursales físicas y empleados en gran número, y la automatización de tareas rutinarias y la inteligencia artificial han permitido la reducción de costos en el sistema y la personalización de servicios financieros, adaptándolos a las necesidades específicas de cada usuario. Esta eficiencia operativa y enfoque en la simplicidad hacen que los servicios financieros lleguen a una amplia gama de personas a la cual no hubiera llegado anteriormente. A todas luces, los neobancos tienen el potencial de desempeñar un papel significativo en la aceleración de la inclusión financiera.
Uno de los desafíos para operar en México, es que no existe una figura regulatoria específica para los neobancos. En su lugar, estas entidades han tenido que desarrollarse a través de las estructuras existentes, como las Sociedades Financieras Populares o las Instituciones Financieras Tecnológicas, entre otras. Más aún, las autorizaciones para operar como una institución bancaria digital, o para ofrecer más productos a través de mecanismos digitales (i.e. comisionistas digitales), sea más larga. Lo anterior debido a que sus modelos y soluciones no están consideradas al 100% en la regulación. Ejemplo de esto son Open Bank o Ualá, que tuvieron que pasar por procesos de autorización de varios meses para operar en el mercado mexicano.
Como contraste, un neobanco queriendo operar en los EE. UU., debe tener un acuerdo con un banco establecido. Eso hace que los neobancos puedan operar de manera casi inmediata y que tengan que cumplir con las regulaciones bancarias del país desde su inicio. Sin embargo, también impide la innovación ya que los bancos establecidos tienen reglas y procesos que no toman en cuenta procesos de digitalización o de inclusión financiera. Un ejemplo de esto es Comun, un neobanco estadounidense enfocándose en Latinos en EE. UU. Comun lanzó su solución digital en un tiempo record, ofreciendo una cuenta de banco con solo un pasaporte o identificación de cualquier país latino y de esta manera permitiendo a que personas que no hubieran podido tener acceso a servicios financieros en EE. UU. tengan esta oportunidad. Sin embargo, a diferencia de un neobanco mexicano, los neobancos estadounidense tendrán más obstáculos para seguir innovando, dado las restricciones que su banco aliado les podría imponer.
México tiene una oportunidad para ser un modelo ejemplar de regulación de los neobancos a nivel global, empujando la innovación y competencia. La pregunta es cómo pueden los reguladores en México aplicar la regulación de forma procompetencia e innovación, garantizando el cumplimiento de su función, sin que esto represente una barrera a la entrada de más neobancos. De esta manera, más plataformas podrían evolucionar a neobancos para ofrecer los múltiples beneficios a millones de usuarios. Un ejemplo de esto es Nu México, que acaba de iniciar el proceso de solicitud de una licencia bancaria y podría convertirse en el primero de estos ejemplos. Al facilitar la adopción de tecnologías financieras y la digitalización del sector, los neobancos pueden contribuir significativamente a la modernización del sector bancario mexicano y al desarrollo económico del país.
La digitalización de los servicios financieros en México ha demostrado su potencial en materia de inclusión. El país tiene una oportunidad única para ser un líder global en materia de regulación financiera fomentando la inclusión financiera, ya que incluso los EE. UU. no ha llegado a este nivel de sofisticación de la regulación de los neobancos. La oferta de servicios financieros basados en la tecnología debe ir más allá de monederos electrónicos o terminales de pago móviles. Los usuarios necesitan oferentes digitales de soluciones financieras integrales que puedan convertirse en su relación financiera principal. Esta evolución hacia una banca digital más completa, además de mejorar la experiencia del usuario, también abre las puertas a un futuro financiero más inclusivo y accesible para todos.
Maestra en Economía Política Internacional, London School of Economics