Especialistas en seguridad consideraron pertinentes las medidas de prevención que las Fuerzas Armadas adopten para el mejor desempeño de sus elementos en las distintas regiones y zonas militares, aunque señalaron que se debe avanzar más en protocolos de inteligencia para evitar la infiltración del crimen organizado.
La principal herramienta que ha utilizado el Ejército para evitar que se infiltre el crimen organizado es la rotación de los altos mandos cada cierto tiempo en las regiones y zonas militares, a efectos de impedir que se genere una relación a largo plazo entre los uniformados y los líderes delincuenciales, explica David Saucedo Torres.
Detalla que el Ejército tiene un área de contrainteligencia y cuenta con protocolos más avanzados. “Este en específico es un manual dirigido a elementos de tropa de bajo rango para que sigan normas elementales de protección y seguridad”, dice respecto a las Normas para evitar complicidad con el narcotráfico y delincuencia organizada que lanzó la Sedena.
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Indica que son medidas pertinentes que tendrían que aplicar las tropas, pero resalta que por Guacamaya Leaks sabemos que han fallado.
El experto señala que es difícil encontrar militares de alto rango que hayan sido sentenciados o enjuiciados por asociación delictuosa y ocurre lo mismo que con los tribunales civiles, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) rara vez avanza en las carpetas de investigación en los procesos judiciales en contra de integrantes de la alta burocracia.
César Gutiérrez Priego, especialista en Derecho Penal, militar y en seguridad nacional, expone que es un pequeño manual que los comandantes, en el día a día, le recuerdan al personal.
“La forma más fácil de poder cooptar a un elemento es por medio de detalles que a la mayoría de las personas se les hace mínimos, pero es la forma en que el delincuente se les puede introducir, por ejemplo, por medio de una joven”, considera.
El especialista destaca que los grupos delincuenciales van cuatro pasos delante de las autoridades. “Es como un pequeño recordatorio, el manual, no sólo a los militares, también a los comandantes”.
Erubiel Tirado Cervantes, experto en seguridad y Fuerzas Armadas de la Universidad Iberoamericana, dice que en estricto rigor no debería ser necesario este tipo de reforzamientos normativos en la conducta de los miembros del Ejército.
Resalta que una de las hipótesis es que probablemente ocurren situaciones de infiltración o incidentes que pueden tener la apertura a una ventana de vulnerabilidad.
“La segunda hipótesis es que pueden estar anticipándose a situaciones antes de que trascienda”, dice.
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