Debido a la violencia que impera en México, las mujeres no están seguras ni en sus centros de trabajo ni en sus escuelas y tampoco en sus hogares, lamentó Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Hace casi dos semanas la CNDH emitió la recomendación general 43/2020, donde acusó al Estado mexicano por su “apatía e inacción” para atender la violencia de género y, ahora, en entrevista con EL UNIVERSAL Piedra Ibarra reiteró que los derechos de las mujeres enfrentan una situación “alarmante”.
Agregó que la pandemia causada por el Covid-19 provocó un incremento en la violencia de género en los hogares y esto se reflejó en las aproximadamente 90 quejas que la CNDH recibió, entre enero y septiembre de 2020, por este tema.
Muchas de estas acusaciones fueron sobre vulneraciones cometidas en el ámbito familiar.
Para enfrentar este panorama adverso, la ombudsperson consideró necesario eliminar la mentalidad misógina para solucionar este problema. Agregó que esto sólo se podrá hacer a través de la educación e incluso señaló que se podría poner a los hombres en una situación donde sean maltratados por mujeres para que sientan empatía por ellas.
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Sobre la toma de las instalaciones de la Comisión Nacional en la Ciudad de México por parte de grupos feministas, Piedra Ibarra dijo que la institución a su cargo no tiene la capacidad de atender sus demandas inmediatas, pues no es un órgano jurisdiccional, sino sólo una “aliada” en la lucha por la protección de las garantías de los ciudadanos.
La titular de la CNDH, quien apenas cumplió un año en el cargo, también recordó que ya se investigan los actos de represión que autoridades locales cometieron contra manifestaciones feministas en Quintana Roo y Guanajuato durante este 2020.
Ya pasó un año desde que inició su gestión en la CNDH, ¿cómo ve el panorama de los derechos humanos en el país?
—Me siento satisfecha de lo que hemos hecho como CNDH; obviamente, no me siento satisfecha por la situación que atraviesan los derechos humanos en este país (...) el caso de la violencia a las mujeres es uno de los temas que a mí en lo particular me preocupa, no por el simple hecho de ser mujer, sino porque la situación en el país es muy delicada, muy grave, no sólo se está atacando a las mujeres, sino a las niñas, cosa que antes no se veía.
Esto se está haciendo cada vez más grave, se exacerba el delito de feminicidio porque ahora también se viola, se ultraja a las niñas, se les mutila, es algo terrible lo que está sucediendo.
¿Desde la CNDH notaron un aumento en la violencia de género en 2020?
—A pesar de que algunas dependencias gubernamentales cerraron totalmente, nosotros dijimos: “La lucha en la defensa de los derechos humanos no puede detenerse”, y qué bueno que lo hicimos porque durante ese periodo de emergencia vimos un incremento en la violencia intrafamiliar.
Pensábamos que las mujeres iban a estar seguras en sus hogares y vimos que no están seguras en ningún lado, ni externamente ni en los hogares ni en los centros de trabajo ni en las universidades, y esto es algo verdaderamente muy preocupante.
¿Se registraron quejas por este problema?
—De enero a septiembre recibimos cerca de 90 quejas por violencia de género y esto es algo alarmante porque si hubiera una ya sería grave, pero hablar de cerca de 90 es gravísimo. Y no todo mundo se atreve a denunciar porque a veces tienen al agresor, al victimario ahí cerca o las están amenazando de muchas formas, y ya eso nos da un indicador de que este es un problema grave.
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¿En qué circunstancias se dieron esos abusos?
—Sobre todo fue en casos de violencia intrafamiliar, pero también hay amenazas a mujeres a las que les secuestraron una hija y quieren denunciar pero las siguen amenazando. Son muy diversas las situaciones.
¿Qué ha hecho falta para acabar con esa violencia de género?
—La educación es un factor muy importante, tenemos que cambiar esa mentalidad misógina, patriarcal que existe y tenemos que trabajar obviamente con las mujeres, pero algo que ha faltado, y que creo es prioritario, es trabajar con los varones, hacerlos vivir nuevas masculinidades, que sientan empatía, que se vean ellos inmersos en una situación contraria, donde un grupo de mujeres los maltratara.
Tenemos que hacer ver que las mujeres y los varones tenemos igual valía. Podemos ser diferentes, pero la diferencia no implica una minusvalía en ningún caso.
Este año hubo un recorte presupuestal al Inmujeres y programas para atender a mujeres indígenas, ¿qué impacto tendrá esto?
—Así es, no se debe recortar el dinero a las víctimas y es ahí donde vamos a estar vigilantes (...) Estamos haciendo ese llamado de que las víctimas deben contar con todos los recursos económicos y humanos necesarios para ayudarles a su reparación integral del daño y a su garantía de no repetición.
La CNDH también enfrentó la toma de sus instalaciones por grupos feministas, ¿les van a dejar ese edificio?
—Ahorita siguen ahí algunas mujeres, tengo entendido que son muy pocas. Seguimos llamando al diálogo y [también hacemos] un llamado a todas las autoridades que atienden a víctimas para entre todos ver qué podemos hacer para darle el mejor uso a ese edificio.
Yo no puedo decidir sobre ese edificio porque soy la presidenta [de la CNDH] y es un puesto transitorio, no es de mi propiedad.
Se tendrá que decidir entre todas las autoridades encargadas de resolver los problemas que hoy demandan miles de mujeres en este país y aparte escuchar a las víctimas.
Las mujeres que tomaron la CNDH también acusaron a esta institución de inacción y de no proteger a las víctimas, ¿cómo van a cambiar esto?
—Muchas de las mujeres que tomaron la CNDH, y que ya abandonaron el edificio, están agradecidas con la comisión. Las del frente Ni Una Menos vinieron a dar las gracias por la recomendación 43/2020 (...) yo veo, al contrario, a mujeres agradecidas con la comisión, pero yo no quiero que estén agradecidas, yo quiero que la justicia llegue a ellas.
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¿Qué opina de las movilizaciones feministas que se han dado durante este año?
—Es esa rabia, impotencia contenida de muchos años, muchas décadas, donde la justicia no hace acto de presencia.
Esperemos que la justicia llegue a cada una de las mujeres, y no sólo de las mujeres, sino de todo ciudadano de todo país.
Durante algunas marchas hubo agresiones contra las manifestantes por parte de autoridades, ¿la CNDH investiga eso?
—El caso de Quintana Roo [cuando elementos de seguridad dispararon para dispersar una marcha feminista] lo atrajimos. Hubo mujeres y ciudadanos afectados porque hubo balazos, y en Guanajuato [por otra marcha reprimida por autoridades locales] se emitieron medidas cautelares. Lo que se requiere en cada caso lo estamos haciendo.
¿Cuál es el papel que tendrá la CNDH en la atención de la violencia de género?
—Tenemos que hacerles entender a las mujeres, y no sólo a las mujeres, sino a mucha gente que está confundida, que cree que la comisión es un órgano jurisdiccional y no [lo es].
La comisión es una aliada, es una acompañante de las víctimas, y por eso el 8 de marzo fui a marchar con ellas; no me voy a quedar encerrada, yo voy a acompañar a las víctimas.