No sólo en las calles, sino también en las campañas y en la política las mujeres enfrentan condiciones de desventaja, desigualdad de recursos para competir y violencia de género.

En actividades políticas sólo pueden ser “subordinadas o bellas”, pues en la visión de una mayor parte de quienes compiten o publican notas o información sobre ellas en redes sociales o medios de comunicación, son sólo amantes, esposas, hijas o hermanas y le deben la postulación a alguien.

Así lo documentó el (INE) en los comicios de 2019 en seis estados, en los que se eligieron 148 cargos. La competencia fue paritaria en abanderados hombres y mujeres, pero en cobertura no.

En su estudio Subordinadas y bellas. La violencia política contra las mujeres en prensa y redes sociales durante el Proceso Electoral Local 2018-2019, el INE acreditó que las candidatas, cuando fueron mencionadas, lo fueron como subalternas o “familiares de”, pero no para mencionar propuestas o plataforma de gobierno.

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“En cuatro de cada 10 menciones a roles se asociaba a las mujeres con una presunta subordinación a un hombre” y además se les señalaba incapacidad de autonomía, pues sólo ejecutarían las decisiones y políticas diseñadas por los varones a los que supuestamente respondían.

En esa concepción asumían que, si no fuera por su relación, no hubiesen obtenido la postulación.

La segunda asociación más común, según las conclusiones, fue con la belleza de las candidatas o su condición de mujer, misma que, según quienes publicaron esos mensajes, fue la razón por la que fueron candidatas. En redes sociales se asoció a supuestos romances o intercambios de favores sexuales, en tanto que en prensa se le atribuyó a la subordinación a un hombre.

En ambas plataformas se acreditó la existencia de esa forma de violencia política de género, según el estudio.

Así, en siete de cada 10 mensajes se les asignaron a las mujeres roles que las discriminan y, por tanto, se les pretende afectar sus derechos políticos.

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La violencia política de género son las acciones u omisiones (agresión física, simbólica, sicológica, sexual, económica o feminicida) que se dirigen a una mujer por ser mujer (en razón de género), con el objeto de anular sus derechos político-electorales, por ejemplo el voto, ser votadas o el ejercicio del cargo.

En 2018 hubo 237 casos denunciados y de acuerdo con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en 2019 se resolvieron 87 recursos relacionados con esta violencia.

Mujeres, en desventaja en la competencia política
Mujeres, en desventaja en la competencia política

Objetos sexuales o traicioneras

El estudio fue elaborado por el INE y tomó en cuenta uno anterior, llamado Violencia política de género a través de las tecnologías, del colectivo feminista Luchadoras, que documentó que también en las elecciones federales de 2018 las candidatas recibieron menos cobertura que los hombres.

Para analizar los comicios locales de 2019, el INE monitoreó 7 mil 539 publicaciones en medios tradicionales o redes sociales y, según la revisión, en redes sociales los candidatos hombres tuvieron 70.15% de publicaciones y 29.85% las abanderadas. En medios tradicionales la proporción fue similar, mujeres 22.1% y hombres 77.9%.

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Los ataques afectaron a ambos géneros, pero las candidatas fueron además objeto de violencia política, y eso en más grado en portales y en Twitter.

En Facebook, por cada 100 notas, 10 contenían violencia política de género, y la más común de las violencias políticas contra las mujeres fue el desprestigio, aunque también hubo invisibilización, denigración, ofensas y misoginia.

También se halló que los mensajes con el rol de objeto sexual de candidatas “en redes sociales es superior en 30% a la correspondiente a prensa”. Los datos arrojaron que en la prensa, el papel de objeto sexual fue en 15% de las menciones; de esposa 11%; novia 11%; hermana 18%; empleada 8%; ahijada 2%; secretaria 2%; hija 2%, y amiga 2%.

Pero en las redes sociales la mención de candidatas como objeto sexual fue de 45% de los casos; prostituta 2%; ahijada 7%; empleada de 5%; hermana 2%;, hija 2%, y madre 2%.

En general, el papel de subordinación se registró en 62% de los casos en la prensa y en redes 17.5%.

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Entre los casos analizados estuvo uno donde se señala que el gobernador preparaba a su esposa para ejercer el poder, otro en el que una candidata tuvo el “permiso” de su jefe o un cierre de campaña donde un legislador baila “románticamente” con la abanderada.

Dentro de los calificativos destacan traicionera en 38% de los casos; mentirosa 15%; sensible 15%; incapacidad 8%; superficialidad 8%, y el resto inexperiencia e ignorancia. En redes traicionera fue de 54%, belleza 15%, delgadez 15%, además de inexperiencia e ignorancia 8% en cada caso.

De acuerdo con el análisis, en redes sociales 52% de las notas contenían violencia política de género y en prensa 80%. Ese tipo de agresión fue más acentuada contra aspirantes a diputadas locales 54%; contra aspirantes a presidencias municipales 40% en redes sociales, pero sólo 7% en prensa.

En redes se detectó también contra senadoras 4% y aspirantes a consejerías municipales 2%, pero en 2019 no contendió ninguna abanderada a gobernadora. Otros datos arrojan que 69 de cada 100 publicaciones los que publican información o comentarios con violencia política de género son varones y en 18 casos mujeres.

En Durango, Puebla y Quintana Roo no se presentó ningún caso y 90% de los mensajes políticos contra las mujeres por el hecho de serlo fueron publicados en Tamaulipas, por todo ello, los candidatos más atacados en 2019 fueron las mujeres.

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