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El fallecimiento de Gerardo Ernesto Carreón Olvera, miembro de la comunidad estudiantil del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), volvió a poner bajo la lupa a esta institución educativa, señalada por presionar en exceso a sus alumnos y ponerlos bajo condiciones de estrés.
El supuesto suicidio de Gerardo Carreón causó revuelo entre el alumnado, porque en diciembre pasado perdió la vida Fernanda Gantus, otra joven estudiante que padecía de epilepsia y que habría tenido un ataque supuestamente por el estrés al que era sometida en el ITAM.
La muerte de Fernanda Gantus incluso derivó en un breve paro de actividades por parte de los alumnos de esa escuela.
En respuesta, la institución educativa se comprometió con sus estudiantes a proporcionarles atención sicológica, si así lo requerían.
Fue el pasado 11 de febrero, cuando el ITAM informó sobre lo ocurrido con Gerardo Carreón, que EL UNIVERSAL buscó a integrantes de la comunidad estudiantil del ITAM para conocer las exigencias educativas de la institución.
Giovanna, quien aceptó hablar bajo anonimato, calificó como “terrorismo académico” la actitud de los profesores, las áreas administrativas y los mismos alumnos.
“Vivimos mucho estrés, muchísimo, por los ritmos que te imponen los exámenes departamentales y exámenes parciales. La calendarización está sobrecargada de cosas”, dice Giovanna.
La joven estudió durante dos años en el ITAM las carreras de Ciencia Política y Economía; sin embargo, admite que abandonó la institución por la carga de trabajo y las presiones del área administrativa, lugar donde la amenazaban con quitarle su beca si no alcanzaba un promedio de 8.9.
“La excelencia no está ligada con la tortura”, aseveró Giovanna, quien tuvo la oportunidad de estudiar en la Universidad de Ámsterdam por una beca después de salir del ITAM, y recomendó a la institución voltear a ver otros modelos educativos y atender las peticiones de los jóvenes.