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El cónclave de Morena en el Senado, que se esperaba fuera una pasarela de corcholatas presidenciales, terminó en una cascada de cancelaciones de cuatro secretarios de Estado, así como un debate y reclamos al Poder Ejecutivo Federal por el desaire al Poder Legislativo, además del reparto de culpas a Ricardo Monreal por el distanciamiento con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
También sigue sin definirse quién será el sucesor de Olga Sánchez Cordero en la presidencia de la Mesa Directiva. Ambos episodios alertan de una división de Morena en el Senado.
A la ausencia anunciada desde el pasado lunes del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se sumaron ayer las de Luis Cresencio Sandoval, de la Sedena; Rosa Icela Rodríguez, de SSPC; Rafael Ojeda, de Semar y hasta del titular de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, lo que derivó en un fuerte reclamo del senador tlaxcalteca José Antonio Álvarez Lima, quien cuestionó: “Porque hemos cumplido hasta hoy con el compromiso que adquirimos con nuestros electores, por eso y lo digo de muy buena fe, me extraña la ausencia del secretario de Gobernación, si hemos cumplido, ¿por qué no está el secretario de Gobernación?”.
José Narro, aspirante a presidir el Senado, matizó y justificó la ausencia. Recordó que desde el pasado viernes, el tabasqueño les informó de su ausencia porque iba a salir del país, por lo que no “hay un planteamiento de un mayor distanciamiento”, pero sí necesitamos una estrategia para un mayor acercamiento con el Poder Ejecutivo, dijo.
El vacío en la vieja casona de Xicoténcatl de los cuatro artífices de la estrategia presidencial de abrazos, no balazos terminó en una zacapela verbal, reparto de culpas y el reproche de senadores oficialistas al desaire del Poder Ejecutivo al Poder Legislativo por la cancelación de las comparecencias, frente a las críticas de los llamados duros en contra de Monreal Ávila y su postura frente a Andrés Manuel López Obrador.
“He actuado con respeto y lealtad [al presidente López Obrador], no hay un solo acto legislativo que no demuestre lo que afirmo”, aseguró Monreal Ávila.
Después de que la ausencia de los funcionarios invitados obligó a cancelar la Mesa de Seguridad, Monreal Ávila fue señalado de ser responsable del distanciamiento con el Presidente.
En respuesta, Monreal Ávila subrayó que la distancia que existe entre Palacio Nacional y el Senado “no ha sido provocada ni es atribuida al presidente de la Jucopo” y dijo: “Como persona, a mí no se me hizo, el desdén es para un órgano legislativo, si el problema es conmigo que los invite [López Obrador] a ustedes sin mí… no tiene que tratar a todos igual”.
El senador César Cravioto, una de las cabezas del ala radical de Morena, dijo que la ausencia de los secretarios de Estado “no es un asunto de desaire, pero sí es un mensaje político” y acusó al líder de la bancada de provocar el desdén del gobierno federal hacia el Senado, al enviar mensajes políticos contradictorios, no respaldar el proyecto de transformación y asumir una postura crítica hacia el Presidente.
“Yo tengo un líder político y se llama Andrés Manuel López Obrador, por supuesto que estoy aquí para respaldar todo lo que mande el Presidente”, exclamó.
Cravioto Romero, quien pretendía sacar a los periodistas para debatir en privado, reprochó a Monreal Ávila que haya desacreditado la reforma a la Ley de Seguridad Pública que anunció López Obrador para adscribir a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Monreal Ávila aclaró que esas declaraciones las hizo en las clases que da en la Facultad de Derecho de la UNAM, y “no voy a traicionar a mi universidad ni a mi calidad de enseñanza. Soy maestro de la UNAM desde hace muchos años. Dejaré de ser senador y seguiré siendo maestro de la UNAM. No voy a traicionar lo que pienso. A mí la abyección no se me da”, puntualizó.
Se asomaba una ruptura de Monreal Ávila con su bancada: “Yo no quiero ser extensión del Poder Ejecutivo, yo quiero que seamos un órgano de control constitucional y quiero que honremos a la Constitución y seamos un poder autónomo… no somos comparsa, no somos apéndices”.
El único de los invitados que se mantuvo firme fue el canciller Marcelo Ebrard, quien arribó puntual, abrazó a Monreal Ávila y ambos aspirantes a la candidatura presidencial dejaron en claro, al unísono, que entre ellos nunca ha existido división.
También la tensión por la presidencia de la Mesa Directiva, que se definirá hoy, subió de tono y las propuestas pasaron de la candidatura de unidad a la tómbola y hasta la elección a mano alzada.