amaneció con dos personajes que se asumieron como los verdaderos dirigentes nacionales: Alfonso Ramírez, electo ayer por el VI Congreso Nacional Extraordinario de ese partido, y Yeidckol Polevnsky, secretaria general en funciones de presidenta y quien aseguró que ese pleno fue ilegal.

El encuentro morenista decidió que en máximo cuatro meses la nueva dirigencia, la cual encabezará el diputado federal, deberá reponer el proceso de elección interna de nuevos liderazgos. Además, se rechazó, a mano alzada, incluir el método de encuesta para decidir ese relevo, como propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador para destrabar el conflicto interno .

No obstante, en entrevista, Ramírez Cuéllar, quien obtuvo “100% de los votos”, anunció que no está cancelada la posibilidad de un sondeo que defina al dirigente.

Agregó que citará a reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido e invitará a Polevnsky Gurwitz a sumarse. También buscará de inmediato al Mandatario federal y a los gobernadores.

Además de la presidencia, el congreso dio a Ramírez Cuéllar la mayoría del CEN y el poder para decidir todo, con 16 de 21 votos; la secretaria general en funciones de dirigente quedó en minoría con sólo cinco sufragios, incluido el suyo. Nadie subió a hablar a su favor.

Pese a que se cantaron como legales estos acuerdos que removieron a Polevnsky Gurwitz del liderazgo —quien había asegurado que se quedaría hasta 2020 para cumplir la orden del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para reponer su elección interna, anulada en octubre— dos aspirantes a la dirigencia aseguraron que los magistrados anularán el congreso. La morenista insistió en que el cónclave fue ilegal, por lo que lo impugnó ante el TEPJF, postura a la que se sumó Alejandro Rojas Díaz-Durán.

Diferencias

El encuentro debía sesionar al menos con la mitad de congresistas —mil 501 de los 3 mil miembros—; sin embargo, sólo se reunieron mil 310, y con ellos Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional, quien condujo los trabajos del congreso y cantó el quórum.

Explicó que no son 3 mil los que integran ese órgano, sino mil 600, pues 400 fueron depurados, ya que están muertos o no forman parte del padrón de Morena. No obstante, el número de delegados registrados a este congreso desde la primera votación tuvo menos de la mitad de los supuestos asistentes.

Al someterse la necesaria permanencia de ratificar a Joel Frías Zea como secretario de Finanzas, en aras de darle continuidad a los trabajos del partido para ir a su elección interna, sólo votaron 592 a favor.

Luego se leyó la lista de los propuestos a nueve cargos del CEN, entre ellos a Ramírez Cuéllar como presidente. En menos de ocho minutos, supuestamente todos los mil 310 congresistas emitieron su voto en las urnas, pero el conteo de cada uno para elegir a los responsables se prolongó durante casi cinco horas.

La plenaria sesionó por horas y prácticamente todos hablaron mal de Polevnsky Gurwitz, incluso Luján Uranga y Héctor Díaz Polanco, presidente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHyJ) del partido, quienes la culparon de haber cerrado el padrón interno y no haberlo depurado, lo que causó la anulación de la elección interna.

El segundo advirtió: “Una sola persona empezó a tomar decisiones por todos. En ningún país de América Latina hay esa situación insólita. [La secretaria general en funciones de presidenta] decidió la renuncia de 75% de las prerrogativas. Ella dice que estamos por dinero, pero en la comisión no cobramos”.

El congreso que sesionó ayer, en ausencia de López Obrador, quien nunca se había ausentado de un evento de este tipo, fue impugnado por Polevnsky, quien el pasado 23 de enero ingresó al TEPJF un juicio para advertir la ilegal convocatoria del cónclave morenista.

Además, anoche recibió el apoyo de dirigentes estatales, que en un video expresaron que “al margen de la ley, nadie”.

Según el aspirante a la dirigencia morenista Alejandro Rojas Díaz-Durán, son 17 las impugnaciones contra el congreso, un evento “patito y de fiesta” en apoyo a Luján.

“Que se vaya Yeidckol Polevnsky de la dirigencia, yo fui el primero en demandarla. Que impongan a otro dirigente en una asamblea es otro cantar. Ahora resulta que Morena es bipolar: dos dirigentes y dos facciones en pugna. Peor, imposible”, sentenció.

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