Con 23 años de ejercer el magisterio, asegura que la violencia de género ha estado presente a lo largo de su vida, pues lo mismo ha sido acosada laboral que sexualmente, lo que incluso la llevó a modificar su manera de vestir.

“He sufrido acoso laboral y violencia de género al no tomarme en cuenta para acceder a algún cargo y le han dado preferencia a un hombre, cuando debemos de tener la misma igualdad dentro de un centro de trabajo”, dice.

Maestra de habilidades socioemocionales de una secundaria, la docente comenta que no se siente segura al abordar el transporte público o al caminar en las calles, por lo que “he tenido que cambiar mi forma de vestir, trato de usar ropa que me tape más, que sea más larga y no tendría por qué… debemos sentirnos seguras donde nos encontremos. Es muy feo vivir así, cambiando hábitos”.

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La movilización por el Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo, es una oportunidad para alzar la voz por las violencias de las que es objeto este sector de la población.

“Apoyo esta marcha porque sé lo que se vive día a día en las calles, en los centros laborales, incluso en casa. No somos libres para sentirnos seguras”, comenta.

Dice estar convencida de que la cultura machista proviene del seno familiar. Por ello, las autoridades educativas junto con los padres de familia deben trabajar de la mano para evitar que más mujeres sean violentadas.

“Maestros, maestras y padres de familia debemos trabajar unidos para cambiar ese chip tan arraigado en la sociedad mexicana, que el hombre es el que grita, el que manda y da las órdenes y la mujer sólo está para obedecer.

“Que la mujer debe vestirse de tal o cual manera para evitar ser agredida, que debe permanecer en su casa y que se le puede ‘reeducar’ a golpes. Eso ya no puede ser permitido”, asegura.

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