En 2020 quedó atrapada en su silla de ruedas en medio de una estampida en la marcha por el 8M. Para protegerla, siete mujeres la cargaron y la llevaron a un lugar seguro. Hoy, la activista compara ese recuerdo con el cobijo que su lucha digital le brinda al considerarse doblemente vulnerable por sus vivencias como mujer y persona con discapacidad.

“[La protesta del 8M] es lo más bonito que he visto, pero creo que con todas las herramientas digitales que tenemos hoy también es importante combatir la misoginia y el capacitismo desde todas las áreas digitales posibles”, afirmó a

“La coja que coge”, como se autonombra en su podcast, sabe que hace falta una enorme labor para poner bajo los reflectores de la sociedad el contexto actual de agresividad contra las mujeres, por ello, desde sus redes sociales abona a la lucha con videos informativos en YouTube y su programa de audio.

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“En mi falta de deconstrucción yo bromeaba: ‘El bastón es un afrodisiaco’ porque las situaciones de acoso se volvieron extremas cuando empecé a usarlo, pero después me di cuenta que no es que éste les genere interés a los hombres, es que te vuelves una presa fácil primero por ser mujer y después por tu condición como persona con discapacidad”, explicó.

Annieli ha sido acosada sexualmente en diferentes ocasiones, las más graves ocurrieron en la vía pública cuando forcejeó con un acosador para que la soltara y cuando un taxista le impedía bajar de su automóvil, además de otras violencias sutiles capacitistas que ha enfrentado.

“Con la discapacidad degenerativa que padezco me es difícil asistir a movilizaciones, pero siempre extiendo la mano a otras mujeres, ayudo a arrebatar espacios e insisto, y las invito para que desde lo digital todas y todes arrebatemos nuestra voz y derechos”, afirma esta mujer luchadora.

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