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La ministra Ana Margarita Ríos Farjat afirmó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) juega un papel determinante en el fortalecimiento del Estado constitucional y democrático de derecho, tarea de la que no debe rehuir y mucho menos renunciar, sino asumirla con valentía y prudencia.
Al participar en la primera mesa del Coloquio en Conmemoración del Bicentenario de la Corte, la juzgadora señaló que al cumplirse 200 años de la creación del máximo tribunal del país es motivo de celebración, pero también momento de reflexionar sobre los aciertos, errores, lo mejorable y sobre que debe impulsar a la institución a seguir el camino que debe andar.
“No es producto de la casualidad que una institución sobreviva tanto tiempo, sino que es el resultado del esfuerzo colectivo y de la voluntad colectiva de miles de personas que a lo largo de estos 200 años han forjado con su trabajo arduo y honesto a esta Suprema Corte”, indicó.
Ríos Farjat aseveró que la historia de la Suprema Corte de Justicia no ha sido lineal ni siempre ha sido luminosa, ya que como cualquier institución ha tenido claros oscuros de los que ha aprendido.
“En algunos periodos de su historia, la Suprema Corte de Justicia ha sido vista como un ente legitimador de prácticas autoritarias; en otros como un contrapeso efectivo al ejercicio del poder público. En algunos momentos ha parecido un tribunal alejado de los problemas de la ciudadanía, y, en otros, como un garante efectivo de los derechos humanos. En ocasiones, se le ha percibido como un tribunal sumiso, y, en otras, como un tribunal activista al que hay que ponerle freno. En otros, como un tribunal que simple y sencillamente impulsa y desarrolla con mayor amplitud los derechos humanos implicados en la Constitución”, expuso.
Dijo que sin duda, el que la Suprema Corte llegue a 200 años de existencia es motivo de celebración y de orgullo para todos los mexicanos, pero también es buen momento para voltear la vista al camino andado y reflexionar lo que ha permitido llegar hasta el siglo XXI.
uul