Casi la mitad de los comandantes al frente de las regiones y zonas militares del país no confían en las autoridades civiles locales por haber indicios de que están vinculadas con la delincuencia organizada.
Así lo revela un diagnóstico basado en una encuesta del Sistema de Inteligencia Militar en los Mandos Territoriales, elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), con el fin de evaluar el uso que se le da a la información de inteligencia generada para debilitar la estructura de las principales organizaciones delictivas.
El diagnóstico encontrado en los correos electrónicos filtrados por los hackers de Guacamaya mide si los productos de inteligencia son entregados con oportunidad y completos, la adecuada reacción de las tropas al recibir la información, el manejo y uso de los productos de inteligencia y la coordinación con autoridades civiles, entre otros puntos.
Destaca la evaluación más baja en la Coordinación con Autoridades Civiles, donde se detectó que 53% de los comandantes mantienen una buena y estrecha relación con las autoridades civiles, mientras que 47% se mantienen a distancia, lo que afecta o dificulta el éxito de las operaciones.
“La obtención de resultados positivos al explotar la información que se proporciona al personal militar depende en mayor grado de la buena coordinación e intercambio de información con autoridades civiles, lo que en algunas ocasiones no se puede lograr debido a la desconfianza que existe por parte de los comandantes de los diversos niveles, ya que tienen indicios de que probablemente se encuentren relacionados a grupos delincuenciales locales”, se advierte en el diagnóstico hackeado.
De acuerdo con el documento con fecha del 23 de abril de 2021, los productos de investigación elaborados por el Sistema de Inteligencia Militar brindan características de domicilios, vehículos o de personas relacionadas con el crimen organizado.
Esta información, según se enfatiza, contribuye a la detención de líderes, operadores financieros e integrantes de las organizaciones delictivas, así como el aseguramiento de drogas, armamento, aeronaves y laboratorios clandestinos, entre otros.
Sin embargo, una vez que el producto de inteligencia se entrega a los mandos territoriales, la información se enfrenta a diversos obstáculos que evitan que se traduzca en un operativo positivo.
El diagnóstico enlista entre los inconvenientes que la información se entregue con poco margen de tiempo para actuar o que esté incompleta en cuanto a la ubicación precisa de los objetivos.
También se destaca la falta de tropas cercanas al lugar donde sucederán los hechos delictivos, las fallas tecnológicas comunes que retrasan el envío de los productos de inteligencia y las fugas de información.
“Al tratarse de información técnica de oportunidad, en la mayoría de los casos se dispone de ella con un corto margen de tolerancia para la actuación de las tropas, dependiendo de la ubicación geográfica de las mismas”, se explica en el documento.
“Presentándose situaciones en los cuales no existan tropas cercanas al lugar por donde pasará o se encuentren vehículos, embarcaciones o aeronaves que transporten droga y que no sea posible corroborar la información proporcionada por este centro impactando de manera negativa en el resultado que se pueda obtener, aun cuando se hayan proporcionado datos de manera completa”, detalla el diagnóstico de inteligencia militar.
Según el documento, en 87% de los casos la información está completa y es suficiente para obtener resultados; en 77% las tropas emplean la información de manera oportuna, y en 76% los comandantes realizan un adecuado manejo de la información, antes, durante y después de las operaciones militares.