La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) consideró que desplegar a 6 mil efectivos de la Guardia Nacional a la frontera sur del país no solucionará las causas del fenómeno migratorio , “si hemos rechazado como mexicanos la construcción de un muro, no podemos convertirnos nosotros mismos en ese muro”.

A nombre de los obispos de todo el país, Rogelio Cabrera López, presidente de la CEM, afirmó que los migrantes no deben ser usados como moneda de cambio y las negociaciones para evitar que Estados Unidos imponga aranceles a México no se deben basar en su criminalización.

“Nuestros hermanos migrantes nunca deben ser moneda de cambio. Ninguna negociación debe colocarse por encima de lo que la Iglesia y la sociedad civil han defendido por años: la no criminalización de los migrantes ni de los defensores de derechos humanos que muchas veces luchan a favor de la dignidad a contra corriente y con riesgos importantes para su propia seguridad”.

El también arzobispo de Monterrey expresó, que con estas medidas el combate a la pobreza y a la desigualdad en México y Centro América “pareciera quedar sustituido por el temor ante el otro, nuestro hermano”.

Aunque celebró el acuerdo al que llegó el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con el mandatario Donald Trump, hizo un llamado a promover que se garanticen los derechos humanos de los migrantes .

“Es del todo legítimo tomar decisiones valientes para evitar la imposición de aranceles a los productos mexicanos que se comercian con los Estados Unidos. En este sentido, celebramos se haya alcanzado este importante acuerdo, sin embargo en este momento histórico, gobierno y sociedad no debemos claudicar en promover el desarrollo humano integral para Centroamérica y el Sureste mexicano”.

El documento que también es firmado por Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la CEM y por José Guadalupe Torres Campos, responsable de la Dimensión de Pastoral de Movilidad Humana resaltó que los migrantes que esperan cruzar a Estados Unidos huyen de la violencia y miseria que hay en sus países de origen por ello, invitó a la sociedad a no ser indiferente ante su dolor y reclamo de ayuda humanitaria.

“La Iglesia católica en México está convencida de que es necesaria una justa política migratoria que, por un lado, garantice un libre tránsito de personas ordenado, regulado y responsable; y por otro lado vele por los intereses legítimos de los miembros de nuestra nación”.

El episcopado mexicano enfatizó en que la mejor opción ante dicho panorama es la unidad, misma que no se debe construir al margen de la fraternidad entre otros pueblos.

“Los obispos pedimos formalmente a los gobiernos de México y de Estados Unidos hacer un compromiso permanente para privilegiar el diálogo y la negociación transparente en nuestras relaciones bilaterales. No caer en la fácil tentación del chantaje o la amenaza. El bien de cada país se construye velando por el bien de toda la región”.

rmlgv

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