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En el marco del Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia, Lesbofobia y Bifobia este 17 de mayo, Casa Frida de la Ciudad de México cumplió tres años como refugio que brinda rescate, alojamiento, cuidado y atención a la salud integral de personas LGBTIQ+ que huyen de extremas violencias, perseguidas y desplazadas.
Este espacio, que ha beneficiado hasta ahora a mil 700 personas, también procura a las personas que migran y jóvenes que son expulsados de sus hogares a razón de su orientación sexual, identidad o expresión de género, incluyendo personas con VIH y otras poblaciones clave.
Raúl Caporal, director de Casa Frida, recordó en Casa Francia la incertidumbre y miedo que causó la pandemia, a la par de la inauguración del refugio, pues se expusó la crudeza de las violencias más arraigadas en la sociedad.
“Nuestro verdadero sueño es vivir en libertad, con orgullo y total dignidad de ser quien somos, sin temor de no volver a casa, o más aun sin miedo de ser expulsados de nuestros hogares”, expresó al denunciar las violencias sistemáticas contra los derechos humanos, la persecución a razón de orientación, identidad o expresión de género y la criminalización de amar y ser amados.
Ante el embajador de Francia en México, Jean-Pierre Asvazadourian, el director de Casa Frida hizo un llamado a tener más espacios seguros para las poblaciones LGBT+; tener más empatía, solidaridad, cooperación e inclusión; además anunció trabajos de reformas a la Ley de Refugio y Migración.
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Caporal mencionó que los migrantes LGBT+ también se enfrentan a las dinámicas del crimen organizado, al desplazamiento interno forzado, discursos de odio, expulsión del hogar, privación ilegal de la libertad y trata de personas.
Por su lado, el embajador francés destacó el trabajo de Casa Frida destinado a personas LGBT en situación de migración en la frontera sur, con su sede en Tapachula.
“El programa que están desarrollando allí es esencial, porque los migrantes LGBT se encuentran en la intersección de varias vulnerabilidades, tanto física como mentalmente. Tenemos mucho que aprender del trabajo que llevan a cabo con los migrantes LGBT, dado que a Francia también llegan migrantes de todo el mundo, incluyendo migrantes de la comunidad LGBT”, indicó Jean-Pierre Asvazadourian.
Salud mental de las personas migrantes
Moisés Hernández, uno de los fundadores de Casa Frida y responsable del área psicosocial de Casa Frida, mencionó que muchas de las personas migrantes que llegan al refugio es por desplazamiento forzado, “no motivados por perseguir el sueño americano”.
“Simplemente por huir de violencias reales, concretas para su integridad, para su vida en razón de su orientación sexual, su identidad de género o incluso sus expresiones de género. Hay incluso personas que por ser leídas o interpretadas por la comunidad como no heterosexuales ya son objetos de violencias y en muchas ocasiones también de abandono de parte de las instituciones que deberían procurarles justicia.
“La mayoría de las ocasiones llegan en la urgencia de ponerse a salvo”, dijo.
Hernández explicó que las personas migrantes que ya han pasado algunos días en Casa Frida empiezan a mostrar el duelo por el lugar o la vida que han abandonado, “no por una decisión personal o un proyecto de vida”, además que hay una dependencia emocional hacia personas significativas que a la vez han sido sus agresoras.
El psicólogo destacó el trabajo de acompañamiento psiquiátrico y psicológico para que los integrantes de las poblaciones LGBT+ tengan autocuidado.
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Mencionó que para algunas de las personas que migran, su prioridad es ponerse a salvo, por delante de recibir atención psicológica, y sufren estrés, ansiedad, temor, depresión, entre otros.
“Alcanzar territorio mexicano no necesariamente significa sentirse a salvo”, indicó.
Al salir de Casa Frida, el especialista explicó que las personas se apropian de su salud mental “de modo que cuando salen, tienen un compromiso consigo mismas para cuidar de sí”.
Puntualizó que cuando aparecen pensamientos suicidas, tiene que ver con la desesperanza de que su situación de vida no va a mejorar: “En muchas ocasiones ni siquiera es que no querían vivir, es que no querían la vida cometida a la violencia que enfrentaban. Entonces se trata, para nosotres, de pensar en el suicidio de una manera no individualista sino contextual y trabajar no solo en brindar herramientas psicosociales, sino de poner al alcance herramientas materiales y un cambio de condiciones que permitan imaginar una vida vivible y alcanzarla”.
Raúl Caporal indicó que más del 70% de las personas beneficiadas por Casa Frida logran recuperar su autonomía y empoderamiento económico y más de 20% logran su recuperación familiar con intervenciones psicoeducativas y psicosociales.
“Creemos que el acompañamiento psicoterapéutico y los acuerdos basados en el amor, cariño y respeto, y reconocimiento de las diversidades, son algo digno y celebrable”, dijo el director de Casa Frida.