Yoimi es un hombre originario de Cuba que abandonó su país por el hambre, la necesidad y la discriminación de su familia por su orientación sexual y su condición de VIH positivo, que contrajo tras mantener relaciones sexuales con un hombre que él sabía que estaba contagiado, pero quiso tener esa enfermedad porque quería que su familia lo aceptara y lo quisiera y pensaba que enfermándose iba a lograrlo, pero no fue así, dijo.
Tras la travesía desde la isla, Yoimi entró a México por Tapachula, donde lo esperaba una amiga que le brindó asilo en su casa. Más tarde conoció a alguien por redes sociales que le habló del refugio Casa Frida, a donde Yoimi acudió en su sede en Tapachula. Ahí, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) le dio la oportunidad de obtener la residencia permanente, lo que le hizo viajar hasta Ciudad de México, donde reside ahora.
Yoimi cumplirá cinco meses desde su llegada a México y dijo sentirse confiado de poder conseguir un mejor trabajo pues, detalló, quiere comprar una casa y montar su propio salón de manicura, oficio que desempeñaba antes de salir de Cuba.
Miguel, un estilista de 30 años proveniente de Barranquilla, Colombia, es otro de los refugiados en Casa Frida. Salió de su país en busca de refugio pues sufría amenazas y extorsiones por parte de una red de trata de personas de la que fue parte el tiempo que ejerció el trabajo sexual en la ciudad de Cartagena. Fue víctima de golpes y era obligado a vender estupefacientes, por lo que tras abandonar la red tuvo que huir a México para encontrar oportunidades, pues en Colombia no las hay por ser gay, afirmó.
Entró a México también por Tapachula y anduvo de combi en combi hasta su llegada a la Ciudad de México, donde después de varios días de no comer y dormir en la calle, algunos conocidos le comentaron sobre la existencia de Casa Frida, lugar donde acudió y le brindó el apoyo que necesitaba. Ahí, dijo, conoció a otras personas con las que forjó amistad por “ser migrantes y por la necesidad en la que están”.
Miguel dijo que su objetivo siempre fue la Ciudad de México y no planea subir a Estados Unidos.
Kaori, otra de las asiladas por la organización, procede de Honduras, que dejó por la persecución que el Estado perpetrado contra los miembros de la comunidad LGBTTTIQ+ y por los constantes abusos sexuales de los que fue víctima.
En Honduras, Kaori presentó las denuncias correspondientes en el Ministerio Público, pero no obtuvo respuesta y su caso fue encarpetado. Aunado a ello, las amenazas de muerte en su contra por parte de sus agresores se intensificaron, por lo que decidió abandonar el país porque temía por su vida.
Después de permanecer siete meses en México, Kaori dijo tener muchas expectativas, la más importante de ellas es mejorar su vida.
Refugio Casa Frida es una organización sin fines de lucro que, a través de servicios integrales como apoyo legal, psicosocial y médico, seguridad alimentaria, vivienda, movilidad asistida, así como reinserción económica y cultural, brinda protección y acompañamiento integral para personas de la comunidad LGBTTTIQ+ que han sido víctimas y sobrevivientes de extremas violencias y/o delitos de odio a razón de su orientación sexual, identidad y/o expresión de género.
Raúl Caporal, cofundador y director general de Refugio Casa Frida, señaló que el lugar surge por la agudización de la violencia contra personas LGBTTTIQ+ en la pandemia de Covid-19 y que responde a la necesidad de espacios dignos y seguros para la comunidad. Aseguró que de mayo de 2020 a diciembre de 2023 la organización ha atendido a más de 2 mil 900 personas en sus cuatro sedes.
Comentó que a través de su iniciativa “Contrata LGBT+” de la mano de las empresas y la iniciativa privada, Casa Frida ha buscado la apertura de espacios dignos y seguros de trabajo para miembros de la comunidad LBTTTIQ+ por medio de políticas de inclusión a la diversidad sexual y de acciones afirmativas en favor de la misma, a fin de que las personas refugiadas puedan lograr la autonomía económica.
Detalló que pese a las condiciones de violencia que han enfrentado en los últimos meses activistas de la diversidad sexual, Caporal es miembro del Mecanismo Federal de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y como organización cuentan con medidas cautelares otorgadas por el gobierno de la Ciudad de México y el gobierno federal para las sedes estatales por la situaciones de violencia a las que han estado expuestos.
Al respecto, Lizbeth Suárez, directora del programa de Protección Integral a Personas Víctimas de Violencias de Casa Frida, explicó que las personas que buscan apoyo en la organización deben de someterse a una entrevista inicial para la valoración del nivel de riesgo e identificación de amenazas y vulnerabilidades que les permita trazar una línea de acción para con la víctima.