A principios de agosto del año pasado, Reyes Aparicio, alias La Parka, hombre de confianza de Nicolás Sierra Santana, líder de Los Viagras, le contó a su pareja que el día 11 de ese mes recibiría un dron y una dotación de bombas, y un día después llegaría a un experto para capacitarlo en su uso.

En cuanto llegó el dron a sus manos hizo un recorrido por la zona de Buenavista, Michoacán, y detectó a un grupo de integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), sus enemigos. De inmediato se comunicó con su jefe para informarle que había ubicado al grupo rival y quería la autorización para soltarles los explosivos encima.

La conversación entre La Parka y su pareja fue captada por personal del Ejército y forma parte de los miles de archivos que el Grupo Guacamaya liberó tras hackear los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

El seguimiento de la inteligencia militar tiene un precedente: Michoacán concentra la mitad de los drones que las autoridades han detectado o asegurado al crimen, de acuerdo con los resultados obtenidos de una base de datos creada para este reportaje.

Se registraron datos entregados por la Sedena, la Secretaría de Marina (Semar) y las 32 fiscalías estatales; también documentos filtrados por hacktivistas de Guacamaya y archivos hemerográficos. Los informes apuntan a una misma zona de la Tierra Caliente michoacana como epicentro de la confrontación entre grupos delictivos: Buenavista, Aguililla, Tepalcatepec y La Ruana.

La confrontación mayor se da entre Cárteles Unidos, la estructura de organizaciones delictivas locales del estado, y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Los drones, los droneros y los dronazos se han convertido en parte del nuevo glosario criminal de México, donde vehículos aéreos no tripulados cargados de Artefactos Explosivos Improvisados (AEI, por sus siglas) se han vuelto una de las armas preferidas para vigilar y atacar a sus rivales.

Al respecto, Romain Le Cour, experto senior de la Global Initiative (GI-TOC) y doctor en Ciencia Política por la Universidad Sorbona, afirma: “Los drones ya son parte del arsenal, de los R-15, de los cuernos de chivo y las cargas explosivas, etcétera; es una evolución preocupante del armamento que tienen los grupos criminales y de su capacidad de uso e innovación”.

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De acuerdo con los datos obtenidos para este trabajo, en los últimos cinco años las autoridades han detectado 19 unidades en Michoacán; cuatro en Tamaulipas; tres en Sonora, Guanajuato, Baja California y Puebla; dos en Jalisco, y una más en cada uno de los siguientes estados: San Luis Potosí, Colima, Chiapas, Hidalgo y Nuevo León. En total suman 42.

El uso de drones va en crecimiento: en 2019 las autoridades reportaron un vehículo aéreo no tripulado, en 2020 tres, en 2021 creció a nueve, en 2022 se registraron 15, y en 2023 van 11. De tres casos no se tiene la fecha.

En otro documento militar obtenido a través del hackeo de Guacamaya se puede leer que los drones son utilizados principalmente por los grupos criminales CJNG, Cárteles Unidos y Santa Rosa de Lima porque no son detectables, su neutralización requiere de equipos especializados, tienen bajo costo, son fáciles de usar, la legislación es limitada, tiene navegación precisa y cuentan con capacidad de carga.

En un reporte presentado en marzo de 2022 en una reunión del Comité Especializado de Alto Nivel en materia de Desarme, Terrorismo y Seguridad Internacionales (Candesti), grupo que incluye a la Sedena, Semar, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República (FGR), Centro Nacional de Inteligencia y las secretarías de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y Economía, afirma que Michoacán y Jalisco son los estados que más reportan “el uso de drones con AEI por parte de grupos de la delincuencia organizada”.

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Miedo y desplazamiento

El pasado 12 de octubre, medios locales reportaron una agresión a población civil en una comunidad del municipio de Apatzingán. El portal MiMorelia.com informó que pobladores de la localidad El Alcalde denunciaron un ataque con drones cargados de explosivos que dañaron la techumbre de la capilla y al menos una vivienda.

Tras las explosiones, reportó el informativo, “varios pobladores buscaron resguardo en la parte alta de un cerro cercano, mientras que otras personas ingresaron a la escuela local para refugiarse y ahí pasar la noche, ya que el techo es de concreto”.

Un investigador del Observatorio Regional de Seguridad Humana de Apatzingán, de quien se reserva el nombre para proteger su seguridad, menciona en entrevista que ya se está afectando a la población civil.

“Hay instalaciones públicas, particularmente escuelas, que han sido alcanzadas por algún artefacto explosivo de este tipo, generalmente son las techumbres. Esto provocó que el 28 de agosto, fecha en que debían regresar a clases, varias escuelas no retornaron a tiempo debido al riesgo que representaba que las instalaciones no estuvieran óptimas y hubiera boquetes. Los padres de familia también reportaron que no eran seguros los caminos”, advierte.

Romain Le Cour ha documentado de manera reciente el uso de drones cargados con explosivos contra casas-habitación, mercados, plazas o marchas de personas.

“Es el uso de drones para desplazar y atemorizar a la población”, valora.

Eso se vio hace unos meses en Guerrero, cuando el Centro de Derechos Humanos Minerva Bello denunció que pobladores de la localidad El Caracol fueron víctimas de ataques con bombas lanzadas por drones.

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Unidades especializadas

El 10 de noviembre de 2021, Miguel Ángel Fernández Valencia, alias El M2, identificado por la Sedena como “jefe de células armadas del CJNG en la región de Tierra Caliente, Michoacán”, lanzó una orden que la inteligencia militar registró de esta manera: “[Que] no lancen explosivos al personal militar porque no quiere que se haga ‘el pedo más grande’ y que se vaya a cambiar la atención al área bajo su responsabilidad”.

La instrucción del principal responsable hasta ese momento del avance del CJNG en la región se produjo un día después de que se registró un enfrentamiento en la comunidad de Taixtán, población del municipio de Tepalcatepec, que dejó cuatro pobladores muertos y seis militares lesionados. De acuerdo con archivos de la Sedena, El M2 murió producto de un enfrentamiento a finales de enero de 2022.

Y aunque fue en abril de 2023 que se empezó a hablar en medios de la célula “operadores droneros”, un comando del CJNG especializado en el uso de los vehículos aéreos, la Sedena ya tenía identificado a grupos especializados al menos desde un año antes.

En el reporte de marzo de 2022 de Candesti aparece la foto de la persona que fue identificada en medios como Flaco Drones, el documento también ubica a Martín Manuel Soriano Ramírez, alías El Caras, y a otros alias: CH, La Bruja, Pirata, Chacorta y Temible como parte del equipo responsable del manejo de los drones.

El documento también expone la capacidad de los grupos de la delincuencia organizada sobre el manejo y operación de los aparatos: “Uso de drones de alta gama (profesionales); cámaras de detección térmica; operación de drones en día y noche; sistemas de liberación improvisados; iniciación de AEI por impacto; capacidad para visualizar objetivos a través de cámaras profesionales; uso de alto explosivo de uso industrial o militar”.

Romain Le Cour comenta que los drones utilizados son principalmente aeronaves que se pueden adquirir en línea, es decir, de uso comercial: “Lo que sí estamos viendo es que las cargas explosivas están evolucionando y mejorando en su potencial y en su refinamiento a la hora de construirlas. Hay un empoderamiento de los grupos criminales en el uso de los drones y un aprendizaje por parte de personas que se dedican a pilotearlos. Hay una curva de aprendizaje, aparentemente exponencial, en la manera en que se usan los drones y que los hace cada vez más preocupante”.

Según un reporte del gobierno de Michoacán, a principios de octubre se detuvo a ocho colombianos en Buenavista. Se les acusa de construir artefactos explosivos para drones.

Se pidió entrevista con la fiscalía del estado, pero hasta el cierre de edición no hubo respuesta.

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