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Con un sentimiento de nacionalismo y también ante la salida del presidente Andrés Manuel López Obrador de la Presidencia de México, miles de mexicanos abarrotan las calles aledañas a Paseo de la Reforma y el Zócalo capitalino para ver el desfile cívico militar por los 214 años del aniversario de la Independencia.
Hay caras pintadas de las personas asistentes con la bandera de México, el escudo nacional o un águila; ropa con estampados similares a los del Ejército mexicano, la Guardia Nacional, la Fuerza Aérea Mexicana o que simulan a altos mandos de las Fuerzas Armadas de México; gorras con las siglas de las instituciones castrenses y euforia por el avance de los elementos.
Al menos la mitad de los asistentes portan carteles con las identidades de sus familiares en servicio. En un sondeo realizado por EL UNIVERSAL aseguraron estar orgullosos de que en este sexenio se elevó la labor de las Fuerzas Armadas pues, dijeron, han servido al país desde hace muchos años y actualmente “tienen el lugar que les corresponde dentro de la historia de México”.
Así lo expresó Marcela Arias González, madre de tres elementos castrenses: Maggie Estefani González, de la Fuerza Aérea Mexicana; Juan Carlos González, sargento primero; y Karen González, soldado afanadora del Ejército mexicano.
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“La labor de los soldados se satanizó, pero su formación es de disciplina, de valentía, de audacia y en contribución al pueblo mexicano. Soy madre y esposa de soldados que sirven en beneficio de nosotros, del pueblo, desde mucho antes que llegara este gobierno y hoy podemos decir que se les coloca en el lugar que les toca de la historia del país.
“Vine desde anoche. Dormimos cerca del Zócalo. Escuchamos el grito de independencia del Presidente, nos quedamos un rato a escuchar la música y ahorita estamos aquí, esperando a mi hija, especialista en aereología de la Fuerza Aérea Mexicana, que va a marchar por cuarta vez. Mis otros dos hijos están francos y me acompañaron. Estoy muy orgullosa”, dijo la señora Arias a EL UNIVERSAL.
Como ella, cientos de familias expresaron sentirse orgullosas de este último desfile del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, en el que participarán más elementos femeninos que masculinos.
“Mi hijo de grande quiere ser soldado, como su tío. Se levantó a las cuatro de la mañana a vestirse y salimos desde San Juan Teotihuacán para conseguir lugar en primera fila. Creo que es muy importante traer a los niños a estos eventos porque la escuela militar tiene buena formación, eso los acerca a un buen futuro en su vida”, señaló Angelica Mayen, quien está en el evento para ver desfilar a su hermano Roberto Mayen que actualmente está en el Colegio Militar.
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Se escucha el ruido de los primeros aviones de las Fuerzas Armadas que cruzan el cielo del centro de la Ciudad de México y los asistentes aplauden eufóricos. En el perímetro de Paseo de la Reforma ya no cabe una persona más y, mientras los carros alegóricos de las instituciones castrenses avanzan, la gente aplaude, llora e incluso grita porras en favor de Andrés Manuel López Obrador y la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo.
“¡Se ve, se siente, el Ejército está presente!”, corean las personas, quienes, al paso de los camiones y los elementos, se colocan en posición de firmes, con la mano derecha extendida sobre el pecho, la palma hacia abajo y a la altura del corazón, como muestra de su respeto a los diferentes símbolos patrios que se muestran en la verbena.
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